El Mediterráneo se muere

Tras jornadas agotadoras de negociación y un día después de cumplirse el plazo marcado, los países que forman parte de las Naciones Unidas llegaron en la madrugada del 4 al 5 de marzo,a un acuerdo, supuestamente “histórico” para proteger el 30% de los océanos, en concreto, las aguas internacionales de alta mar que se encuentran a más de 200 millas marítimas de la costa con el Tratado Global de los Océanos. El acuerdo, es la culminación de 17 años de conversaciones en el seno de la entidad internacional y es fundamental para abordar los desafíos a nivel mundial a causa de la crisis climática, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación, entre otros factores.

Esther Cabezas

Para conocer más afondo la repercusión de este Tratado y saber más acerca de la salud de nuestros mares hemos hablado con el explorador de National Geographic y biólogo marino, Manu San Félix, una de las voces más destacadas en la conservación del Mediterráneo y de los océanos, en general. San Félix ha conversado con elDiario.es desde el Océano Índico donde se encuentra embarcado realizando un proyecto de National Geographic, del que es responsable de la imagen, que precisamente se encarga de delimitar zonas protegidas.

 
¿Cree usted que nos tenemos que felicitar por la firma de este Tratado de los Océanos firmado en la sede de las Naciones Unidas?
Hay que ser muy cauto. ¿Felicitarse? Bueno, es un paso, pero ahora hay que hacerlo de verdad y que la protección sea real, porque hasta la fecha tenemos muchas zonas protegidas que llamamos “reservas de papel”, porque apenas tienen medidas de protección dentro de ellas. Hay un dato que es bastante demoledor que está publicado en revistas científicas. En el Mediterráneo, en el 95% de las áreas marinas protegidas no hay una diferencia clara dentro y fuera de ellas. A eso es a lo que les llamamos “reservas de papel”. La protección básica es que no se pesque, pero esto no se puede entender como una medida en contra de la pesca. Proteger es algo a favor de la pesca. Si queremos seguir pescando, hay que dejar zonas protegidas, lo entendería hasta un niño. Para que los peces se multipliquen y crezcan es necesario proteger. Pues bien, en el Mediterráneo la zona realmente protegida es menor al 1%. Entonces, hay que ser sensatos y mirar los números con objetividad.
Bajo su punto de vista, ¿Cuáles son los peligros fundamentales en estos momentos para la conservación de los océanos y los mares?
Primero, el calentamiento global es un enorme desafío al que se enfrenta el Mediterráneo y, en general, todos los mares y océanos. Y por eso, ahora más que nunca, necesitamos que estén sanos porque, como una persona sana, resiste mucho mejor las altas temperaturas. En segundo lugar, la sobrepesca. Otro tercer punto podría ser la contaminación, sobre todo hablamos de plásticos, de polución por vertidos de aguas residuales, de vertidos de productos químicos y minerales como el plomo o el mercurio...
La destrucción del hábitat afecta sobre todo a las inmediaciones de la costa. Estamos destruyendo el hábitat costero, que es importantísimo, porque de las zonas poco profundas dependen muchísimas especies. Son incubadoras naturales donde acuden a reproducirse, a poner los huevos, áreas donde los alevines crecen. Si miramos al Mediterráneo, con la construcción de urbanizaciones, puertos, etcétera, nos encontramos con que no tiene nada que ver como era hace 50 o 100 años. Es un horror.
¿Y qué hay de la de la minería marina?, ¿está afectando a la salud de los océanos?
Sí, ese es un tema que no conozco muy bien, pero la minería costera es cada vez más frecuente. Además, se está produciendo ahora en zonas del planeta que me preocupan muchísimo: los dos polos, los casquetes polares y, sobre todo el Polo Norte. Son territorios que llevan miles de años tapados por el hielo. Pues ya hay proyectos de minería o de explotaciones petrolíferas pendientes de apertura en los lugares donde han retrocedido los hielos. Obviamente es algo preocupante.
Sí, en este sentido quizás haya una falta de información a la ciudadanía. También se habla de otro gran agente desestabilizador: el transporte marítimo. Según publica Natalie Mueller en la web del Instituto de Salud Global de Barcelona, el 80% del transporte comercial a nivel mundial se hace por vía marítima. “Cada año -asegura Mueller- se mueven 10.000 millones de toneladas de carga por vía marítima y esto provoca cerca del 3% de los gases de efecto invernadero del mundo, así como el 13% de las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y el 12% de las de óxido de azufre (SOx). El transporte marítimo emite también otros contaminantes perjudiciales para la salud humana, como partículas y carbono negro”.
Sí, sí. Esto afecta a muchos lugares costeros, cercanos a las rutas marítimas. En el caso del Mediterráneo, un mar cerrado prácticamente por el que pasan rutas comerciales principales, el problema es importante. En primer lugar, por la llegada de especies invasoras. El Mediterráneo es el lugar del mundo con mayor número de ellas, ya han superado las 1.000.  En cuanto al tráfico marítimo, pues también. Además, ahora con el retroceso del hielo en los polos las rutas comerciales son más cortas a través de ellos y esta es otra gran amenaza para la zona.

Un caballito de mar en Eivissa. Manu San Félix.

Me hablaba antes de que la pesca intensiva está afectando mucho a la salud de los océanos, de los mares…
Bueno, ¿acaso no lo sabemos todos?, solo hay que mirar si visitas una lonja el pescado que hay. Nada que ver con lo que llegaba hace 70 años. Hemos matado en los océanos el 90% de los peces grandes, nueve de cada diez, no es que lo diga yo, está en publicaciones científicas. Son datos y están auditados, están más que corroborados antes de salir a la luz. Es un disparate. Los datos son demoledores.  Por ejemplo, se matan 100 millones de tiburones cada año. Llevamos décadas pescando porque creíamos que el mar era muy rico y el océano parecía que no tenía fin. Pero ahora ya sí que lo vemos.
Y si miramos la costa española tenemos otro dato que es muy impresionante. Somos un país consumidor de pescado, un país con una costa enorme… pues más del 80% del pescado que se consume en España viene de fuera porque en casa ya no lo hay. Bueno, solo tienes que ver si te pones unas gafas y un tubo enseguida te das cuenta que en nuestras aguas quedan muy pocos peces, son pequeños y cada vez hay menos diversidad de especies.
Hablamos del acuerdo al que se ha llegado en Naciones Unidas para la preservación marina, aunque es un compromiso que aún no se ha firmado por todos los miembros, ya que está pendiente de traducirse a los 6 idiomas oficiales de la Unión Europea. ¿Qué se hace más urgente para que se lleve a cabo y la preservación de las zonas marinas de alta mar sea un hecho?
Lo más importante es determinar qué significa protección, ahí está el caballo de batalla. Es decir, yo hago una zona marina protegida y establezco que dentro de ella no se puede hacer minería… ¿Y lo demás? Hay que andarse con ojo, que proteger es una palabra muy amplia y haciendo muy poco ya puedes decir que estás protegiendo. Hay que concretar, precisar el término.
A raíz de la firma de este Tratado para la Protección de los Océanos parece ser que se ha tenido muy en cuenta la opinión de las ONGs conservacionistas, asociaciones, fundaciones. ¿Esto ha sido así?, ¿ha sido determinante para el acuerdo el trabajo hecho por estas entidades a las que usted pertenece?
Totalmente, por ejemplo, la meta de proteger el 30% para 2030 arranca de una campaña que se llama Campaign for Nature, que es una iniciativa de National Geographic y Wyss Foundation, una fundación suiza que para eso puso 1 billón de euros. Esta campaña lleva 3 o 4 años, y es ahí donde se ha conseguido ir generando movimiento. Ahora, obviamente, las ONGs juegan un papel importantísimo. Tenemos que trabajar en la misma línea y en la misma sintonía. Lo bueno de esta firma es que hay un objetivo claro y hay que conseguir que se haga real y verdadero con una verdadera protección.
Uno de los principales escollos de esta negociación entre los países ricos y pobres ha sido el descubrimiento y la utilización de los recursos genéticos marinos. Los pobres disponen de menos fondos y no se quieren quedar atrás, por lo que han forzado a los ricos a que los resultados de sus investigaciones los puedan aprovechar todos. Este compromiso, ¿va a ser complicado llevarlo a cabo?  

Esto es pura investigación y una de las máximas de la labor investigadora es compartir con la sociedad los descubrimientos. Ese es el fin de las investigaciones, estudiar para aportar a la sociedad lo que descubres. Ahora mismo la cuestión de las desigualdades entre países es una realidad que ojalá desaparezca en un futuro. Lo que es absolutamente cierto es que países ricos y países pobres estamos en el mismo planeta y la salud del planeta afecta a todos por igual.

Alevines de caballitos de mar nacidos en el acuario de padres también nacidos en el acuario. Manu San Félix

Hablábamos antes de cómo se van a hacen las cosas para que se cumpla este Tratado. Y estaba leyendo que al parecer los organismos que ya existen seguirán siendo los responsables de regular la pesca, el transporte, la minería, etc., sin necesidad de estudios de impacto ambiental. Me he quedado sorprendida…
Bueno, yo entiendo que esto de impacto ambiental es para las obras. Aquí, desde luego, lo que hay es un trasfondo político enorme, y va a haber ahí un pulso porque las zonas pesqueras de alta mar donde se quiere actuar son las aguas internacionales, va a ser complicado. Desde luego ahí hay detrás una labor que es un trabajo político.
La Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN) dice que casi un 10% de las especies marinas están en peligro de extinción.
Sí, claro, es posible. Otra cifra que es todavía más fuerte es de la ONU: en este siglo, 1 millón de especies se enfrentan a la extinción. Estamos ante la 6.ª gran extinción en la historia del planeta, y eso ahora mismo es imparable, está sucediendo. Es un escenario preocupante, aunque no apocalíptico. La situación es como cuando vas al médico y los análisis salen horribles: el colesterol, la glucosa, el ácido úrico, todo está mal. ¿Y en ese momento cómo tienes que reaccionar? Bueno, o reaccionas diciendo 'no', yo sigo exactamente igual y si mañana me muero ya está; o te pones a dieta, a cuidarte, a hacer actividad física. Pues ahora, si hacemos un análisis clínico del planeta, el resultado es súper preocupante y esa es la realidad. Es una verdad como un templo, no es nada exagerarlo. Pero yo creo que hay que mirar los datos con objetividad, darse cuenta de que son serios y tomar esa actitud de decir: en nuestra mano está cambiar. Y por eso hay que firmar lo del 30% y hay que empezar a pescar de una forma sostenible. Por eso, hay que utilizar energías renovables, tenemos que reciclar la basura, tenemos que depurar nuestras aguas residuales y no tirarlas sin depurar o mal depuradas al mar, etcétera, etcétera, etcétera. Todo está en nuestra mano.

Manu San Félix. Enric Sala, National Geographic.

Fuente:    - Imagen de portada: Manu San Félix. Enric Sala, National Geographic.

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