«La reducción de riesgo de desastres es un pilar clave frente a la crisis climática»
Nahuel Arenas García, jefe para las Américas y el Caribe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, habla de la vulnerabilidad de la región frente a fenómenos impulsados por el cambio climático: América Latina y el Caribe es la segunda región más vulnerable a los desastres después de Asia. Esto se debe a su alta exposición a fenómenos relacionados al clima como huracanes, sequías e incendios forestales, al avance de la urbanización sin una planificación adecuada y a sus múltiples vulnerabilidades sociales y económicas, entre otros factores.
Por Fermín Koop
Un desastre, repentino o gradual, puede causar grandes pérdidas humanas, económicas, materiales o ambientales. La reducción del riesgo de desastres (RRD) se refiere a tomar medidas para prevenir nuevos desastres y reducir los existentes, identificando las causas de fondo. Cada dólar invertido en RRD ahorra 15 dólares en costos de recuperación.
Nahuel Arenas García es el jefe de la Oficina Regional para las Américas y el Caribe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, por sus siglas en inglés). La UNDRR trabaja con gobiernos, comunidades y el sector privado para lograr una mejor comprensión de los riesgos y las acciones en toda la sociedad.
En una entrevista con Diálogo Chino, Arenas García describió el trabajo sobre reducción de riesgo de desastres en América Latina frente a la crisis climática. Además, resaltó la importancia de los sistemas de alerta temprana en la región y el rol de la ciencia y la tecnología para desarrollar estrategias efectivas de prevención de desastres.
¿En qué consiste la RRD y por qué es especialmente relevante para América Latina y el Caribe?
La reducción del riesgo de desastres es un enfoque integral que busca prevenir y mitigar los efectos adversos de desastres a través de esfuerzos sistemáticos para analizar y disminuir los riesgos existentes, gestionar el riesgo residual y evitar la creación de riesgos nuevos. Entre los ejemplos de tareas para reducir el riesgo de desastres se pueden mencionar la reducción del grado de exposición a las amenazas; la disminución de la vulnerabilidad, tanto de las personas como de sus propiedades; una gestión sensata de los suelos y del medioambiente; y una mejor preparación y sistemas de alerta temprana.
En América Latina y el Caribe esta cuestión adquiere especial relevancia debido a la vulnerabilidad de la región a diversos fenómenos, como huracanes, terremotos, sequías e incendios forestales. Uno de cada cuatro desastres registrados en el mundo [entre 1998 y 2017] han ocurrido en América Latina y el Caribe. También se trata de un asunto sobre cómo están conectados los sistemas y cómo logramos asegurar una prevención: el 53% de las pérdidas económicas mundiales por desastres climáticos se produjeron en América Latina y el Caribe [durante el mismo período].
¿Cuán significativos son los fenómenos “naturales” para América Latina y el Caribe?
Los fenómenos o amenazas pueden tener un origen natural (como las tormentas tropicales y las erupciones volcánicas), antropogénicos (provocados por la acción humana, como un desastre tecnológico o medioambiental) o incluso biológicos (como la pandemia de Covid-19). Que las amenazas se transformen en desastres es siempre el resultado de las acciones (o inacciones) y las decisiones humanas.
El cambio climático no solo potenciará la cantidad de eventos, sino también la magnitud de los mismos. Y es algo que está ocurriendo ya. Los desastres relacionados con el clima casi se han duplicado en comparación con los veinte años anteriores. Esto ha exacerbado las desigualdades dentro y entre los países, y aquellos que contribuyen menos a las emisiones globales a menudo experimentan los peores impactos de la emergencia climática.
La RRD es un pilar clave frente a la crisis climática, ya que busca reducir la vulnerabilidad y preparar a las poblaciones para enfrentar eventos extremos de manera más eficaz, reduciendo vulnerabilidades y fortaleciendo la resiliencia. Si no implementamos políticas para reducir riesgos y mitigar estos efectos, estamos sentenciando aún más nuestro futuro.
Que las amenazas se transformen en desastres es siempre el resultado de las acciones ―o inacciones― y las decisiones humanas.
¿De qué manera se trabaja sobre la RRD en América Latina y el Caribe?
América Latina y el Caribe es una de las regiones que más conocimiento ha aportado en materia de riesgo de desastres. Por ejemplo, el cambio de paradigma que significó dar el salto de los preparativos y respuestas ante desastres hacia la comprensión del riesgo para así reducirlo fue rápidamente absorbido. La región cuenta hoy con una comunidad cada vez más grande y diversa que contribuyen al entendimiento de la materia.
Sin embargo, las acciones expresadas en las políticas públicas no han logrado avanzar en la misma dirección y a la misma velocidad. Aún predominan las medidas relacionadas con los preparativos y respuestas ante emergencias, y se ha avanzado poco en revertir los factores de riesgo subyacentes, por lo que el riesgo continúa en rápido ascenso.
53% de las pérdidas económicas mundiales debidas a desastres relacionados con el clima entre 1998 y 2017 se produjeron en América Latina, según la UNDRR.
Hay avances en la disponibilidad de la información sobre el riesgo y los desastres, pero aún es insuficiente. Se requiere una mayor calidad en los datos, así como actualizar y ampliar la cobertura de países para tener una mejor comprensión de las tendencias en la construcción del riesgo y el impacto de los desastres.
La iniciativa de Alertas Tempranas para Todas las Personas de Naciones Unidas busca expandir el uso de esta herramienta, a partir de la cual se utilizan sistemas de comunicación integrados para ayudar a comunidades a prepararse ante eventos climáticos peligrosos. ¿Cuán avanzado está su uso en la región?
Los sistemas de alerta temprana son una herramienta que ha demostrado ser muy eficiente para prepararse y tomar medidas tempranas ante las amenazas. La iniciativa de Alertas Tempranas para Todas las Personas es una oportunidad para lograr la implementación de sistemas de alerta temprana multiamenazas para todas las personas. Se movilizarán inversiones y apoyo técnico en todos los países para lograr este objetivo.
Por su condición histórica [de vulnerabilidad antes los efectos del cambio climático], el Caribe es una de las regiones que más avanza en la implementación de esta iniciativa. El primer lanzamiento de la misma ocurrió en febrero pasado en Barbados, un país con una robusta política nacional a la vanguardia en esta materia. La pandemia de Covid-19 fue un catalizador para esta iniciativa y desnudó muchas de las necesidades de fortalecer y coordinar los sistemas de forma tal que sean multiamenaza, diseñados para detectar diferentes amenazas que pueden producirse solas, simultáneamente o en cascada y poder desarrollar un frente integral de respuesta que permita la coordinación entre distintos sectores.
Las comunidades deben tener fácil acceso a la información sobre los riesgos climáticos, los impactos asociados y el costo de la inacción
¿Qué rol tiene el uso de la ciencia y la tecnología para actuar sobre la RRD en América Latina y el Caribe?
La ciencia y la tecnología desempeñan un papel fundamental en la RRD en nuestra región. A través de avances tecnológicos y la recopilación de datos científicos, podemos tomar decisiones informadas y desarrollar estrategias efectivas de prevención y mitigación. Nos ayuda a crear evidencia, entender modelos y estructuras para así evaluar mejor los riesgos y tener una RRD más efectiva y eficiente.
El conocimiento científico y la evidencia deben fortalecerse para informar mejor los planes y políticas, mientras que la comunicación con y dentro de las comunidades debe mejorar para actuar como un puente efectivo entre el conocimiento y el comportamiento. Las comunidades deben tener fácil acceso a la información sobre los riesgos climáticos, los impactos asociados y el costo de la inacción, para apreciar mejor el impacto de sus acciones. Todo esto se logra al fortalecer y mejorar la utilización de la ciencia y la tecnología en la RRD.
Debemos contar con apoyo y recursos en favor de la ciencia y la tecnología para la reducción del riesgo de desastres y debemos comprender los retos actuales que impiden que los responsables políticos y de las decisiones hagan un uso más adecuado de las investigaciones científicas disponibles.
¿Cuáles son los desafíos pendientes en la RRD en América Latina y el Caribe?
A pesar de los avances logrados, enfrentamos desafíos pendientes en RRD en la región. Necesitamos fortalecer la capacidad de respuesta y recuperación post-desastre, así como promover una mayor conciencia pública sobre la importancia de la preparación. También es fundamental avanzar en la integración de la RRD en políticas y planificación a todos los niveles gubernamentales y en sectores diversos, como la salud, la educación y la infraestructura.
Necesitamos aumentar las capacidades de las oficinas nacionales de reducción de Riesgos de Desastres, así como de los servicios meteorológicos nacionales. También se deben fortalecer los mecanismos de coordinación.
Y sin duda alguna, debemos implementar más ciencia y tecnología en nuestra toma de decisiones, así como avanzar en la creación y fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana multiamenaza, con el fin de reducir los impactos de los desastres y construir una región más segura. El futuro que tenemos por delante depende justamente de las decisiones que tomemos hoy.
Fermín Koop es el director editorial de Diálogo Chino. Vive en Buenos Aires, Argentina, y su cuenta de Twitter es @ferminkoop.
Fuentes: Diálogo chino [Imagen: Vista del huracán Ian desde la Estación Espacial Internacional en septiembre de 2022, cuando la tormenta tropical ganaba fuerza en el mar Caribe, al sur de Cuba y al este de la costa de Belice (Imagen: NASA, CC BY-NC-ND)] https://dialogochino.net/es/clima-y-energia-es/381622-la-reduccion-de-riesgo-de-desastres-es-un-pilar-clave-frente-a-la-crisis-climatica/