Científicos del gobierno estadounidense duplican las estimaciones sobre magnitud del derrame de BP
El jueves, científicos del gobierno de EE.UU. duplicaron su estimación de la cantidad de petróleo que vierte el pozo de BP accidentado en el Golfo de México. Es decir, que el caudal del derrame podrá ser de hasta 40.000 barriles diarios (6.36 millones de litros).
Sobre esa estimación de 40.000 barriles por día, multiplicando desde la fecha del 20 de abril que se inició la fuga en el pozo que operaba la plataforma Deepwater Horizon, los números indican que se habrían vertido ya al mar nada menos que 2 millones de barriles de petróleo (317 millones de litros) de desde que estallara el 20 de abril.
Lo cual convierte este desastre en el mayor de la historia de los Estados Unidos. Y es que en el Golfo ya hay 8 veces la cantidad que el barco petrolero Exxon Valdez virtió en Prince William Sound, en Alaska en 1989.
Por su parte, la británica BP dice que ha recogido 73.324 barriles de petróleo (11,7 millones de litros) desde la instalación de una campana sobre la fuga que canaliza parte de la fuga de crudo. Comparen esos pocos millones de litros con el total vertido, 317 millones, y háganse a la idea. Y lo peor, todavía no se sabe cuándo podrá detenerse el derrame.
Teniendo en cuenta estas nuevas estimaciones, y que la EPA (Environmental Protection Agency) multará a BP con una cantidad por barril que, aseguran, será de hasta 4.300 dólares por cada barril derramado, lo cierto es que las cosas no pintan nada bien para el gigante petrolero. Sus acciones ya están por los suelos. La noticia de que el gobierno duplicó sus estimaciones del vertido llegó después de que la Bolsa cerrara. Veremos qué pasa mañana con sus acciones.
En este marco, el líder del grupo británico, Carl-Henric Svanberg, fue c onvocado a una reunión este miércoles para responder sobre la marea negra en presencia del presidente Barack Obama. La multinacional, cuyo valor bursátil perdió casi 40% con el accidente y que podría suspender el reparto de dividendos para calmar las críticas, sufre una creciente presión de la Casa Blanca, cuyo “inquilino” tiene en ese conflicto un duro frente de batalla de cara a las elecciones de medio término este fin de año .
El enojo de los estadounidenses aumenta, alimentado por imágenes permanentes de la fuga submarina por los canales de TV.
En paralelo crece la ira de las autoridades, las cuales insistieron ayer en que BP pague los sueldos de los trabajadores del Golfo cuyas actividades se suspendieron a raíz de la marea negra que provoca.
“El medio de sustento de la gente (de la región) está totalmente amenazado. El 40% de las aguas tienen restringida la pesca. Por eso ven su futuro derrumbarse. Es muy importante que BP se involucre y haga lo posible”, declaró el alcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu. Esa ciudad, como otras de Louisiana y Florida, ahora afectadas, sufrieron en 2005 el desastre del huracán Katrina. “La mitad de nuestras familias vive de la pesca. La otra mitad, de la perforación petrolera y de gas”, explicó.
En tanto, varias petroleras empezaron a retirar plataformas de prospección del Golfo luego de que Obama anunciara que se prolongaría por 6 meses más la prohibición de permisos de perforaciones petroleras en alta mar.
BP ya gastó casi 1.500 millones de dólares en su lucha contra el gigantesco derrame de petróleo, pero la factura final del desastre podría alcanzar decenas de miles de millones de dólares .
Ayer Obama tuvo en su agenda una reunión privada para dar el pésame a las familias de las 11 víctimas de la plataforma llamada Deepwater Horizon el 20 de abril, operada por BP. Obama visitará por cuarta vez la semana próxima la región afectada y también pidió ayuda a la Unión Europea para las tareas en la zona, se anunció ayer desde Bruselas.
Respecto a la tensión que este desastre podría provocar en EE.UU. y Gran Bretaña, la Casa Blanca dijo que lo descartó. “No lo veo como una fuente de tensión”, declaró el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley. “BP es una compañía privada y esto es sobre el impacto de la tragedia no sobre las relaciones entre EE.UU. y su aliado más estrecho”.
British era estatal hasta las reformas de Margaret Thatcher. Y algo que molestó en Londres fue que Obama se refiriera públicamente al grupo petrolero por el nombre que abandonó a fines de los ‘90, “British Petroleum”, como para marcar su procedencia, cuando la mayor parte de la actividad de BP se concentra hoy en EE.UU.
El nuevo premier británico David Cameron expresó previamente que planea discutir el manejo del derrame de parte de BP con Obama en los próximos días, al crecer comentarios sobre una reacción anti-británica en EE.UU.
Vía | green.yahoo.com Fotografía | Fibonacci Blue