Los enemigos de Gaia. La gran retirada es urgente, todavía estamos a tiempo
Por Gonzalo Palomino Ortíz
Es urgente que todo el mundo perciba que el peligro contra la vida es real e inmediato… que tenemos que movilizarnos y no escatimar esfuerzos para lograr una retirada ordenada del desarrollo económico acelerado hacia un mundo en donde intentar vivir en armonía con Gaia. Por ello tenemos la obligación de profundizar en todo aquello que ponga en peligro a cualquiera y a todas las formas de vida nacidas y desarrolladas en nuestro planeta.
Tengo muy cerquita unas rocas traídas desde Minas Gerais, que me recuerdan intensamente a los materiales formados como parte del proceso de evolución de la Tierra… a su lado está el computador y otros artefactos fabricados por el hombre: las rocas, fueron producto de una lenta construcción… los segundos inventados por el Homo sapiens, son parte de las herramientas para la destrucción ecológica del planeta.
En Bello Horizonte
El acercamiento a los yacimientos de oro me quitó todas las dudas sobre quienes son los enemigos del planeta, enemigos a muerte, por cuando confundieron el objetivo de la vida con la obsesión de acumular dinero, convirtieron a los recursos naturales en mercancías: la historia ha dejado señales de la destrucción, como senderos de carbón, marcas de petróleo, arrasamientos indígenas marcados con tatuajes de oro candente, fractura de piedras preciosas que aún no han cumplido con su destino, depósitos de energías que aún esperan su domesticación, y muchos materiales más puestos allí como herramientas de equilibrio y no como objetivos de destrucción.
El crecimiento económico, de acuerdo con James Lovelock, crea la misma adicción, entre los políticos y los mineros, que la heroína en los toxicómanos… y vemos esfuerzos de políticos urbanos tratando de mantener con vida a una civilización moribunda, por medio de una inútil e inapropiada quimioterapia… cuando ya no hay posibilidades de cura y el tratamiento sólo consigue que las últimas etapas de la vida del paciente sean insoportables.
Hijos de la Diosa Gaia
Como hijo de Gaia, siempre he pretendido aceptarla como madre, conocer su historia, caminar en su mismo sentido y ritmo, profundizar en su acercamiento y conocimiento, promulgando los principios que rigen la continuidad de sus procesos cósmicos, y lo más importante, practicando un respeto cósmico por todos los elementos del Universo.
Un buen comportamiento, a pesar de las tendencias académicas y culturales, es aprovechar los avances científicos para incrementar los conocimientos del Universo, de nuestra galaxia, y de nuestro planeta, bien llamado Gaia.
No todo es una mercancía
Especialmente en este momento comercial en donde la economía avasalló a la ciencia, los científicos perdieron su libertad y todos los productos de la naturaleza tienen precio, ya son una mercancía.
Las elaboraciones de Gaia
El desprecio que practicamos por las creaciones de Gaia, como el aire, el agua, el suelo, el subsuelo, la vegetación, la fauna y las agresiones a todos los recursos naturales, que por no tener el valor de una mercancía… no nos exigen conservación, cuidado y continuidad garantizada.
El agua prioritaria, ya no es la de consumo, la atmosfera noble no es la de respirar y contemplar, la vegetación sagrada no es la que regula al gas carbónico y al oxígeno, la fauna importante no es la que ordena a las cadenas alimenticias… el suelo ya no es la matriz de la vida, ahora es el metro cuadrado para construir esperpentos.
Pero sí le damos todo el valor en dólares a los productos que permiten fabricar, por o sin necesidad, como los satélites, los carros, maquinaria, es decir aquellos fabricados por el hombre, en función del sistema económico que se reproduce en charcos de dinero.
Ética de las galaxias
… Por ello, una ética planetaria debe comenzar en un apasionado conocimiento sobre la evolución de la Tierra, continuar con la milimétrica adaptación del Homo sapiens a los nuevos sistemas de la biosfera, y lo más importante: el conocimiento de la minimización del ser humano y la acumulación del poder en las transnacionales, en las perspectivas del dinero y el desprecio por lo vivo.
Y es en este planteamiento en donde debemos profundizar… no podemos convertir en mercancía a todos los productos de Naturaleza.
Por ello tenemos la obligación de profundizar en todo aquello que ponga en peligro a cualquiera y a todas las formas de vida nacidas y desarrolladas en nuestro planeta.
Los procesos vitales de Gaia tienen un propósito
Los mercaderes del Planeta
En la superficie del planeta moran todas las formas de vida desde los estromatolitos hasta los más complejos, perfeccionados durante mucho tiempo, según el azar y la necesidad.
1. Cuando el ser humano comenzó a andar de pie, ya las plantas le tenían lista una oferta de oxígeno (21%) y trazas de gas carbónico, hoy los carros aumentan el gas carbónico, disminuyen el oxígeno y la capa de ozono, sin que nos importen sus efectos.
2. Las Corporaciones asociadas al manejo y al dominio de la combustión de los combustibles fósiles, se enriquecieron mientras las existencias se reducen a un 50 por ciento y contaminan todo lo que tocan.
3. El miedo de lo que se pueda generar con la basura cósmica localizada en flotación constante en la atmosfera, ha impulsado a los mercaderes afanosamente a la conquista de otros planetas, tal vez imprudentemente.
4. Quienes permanente y sistemáticamente alteran los ciclos de la temperatura, no perciben su aumento lento pero persistente y los efectos que causa en todas las formas de vida, en los procesos meteorológicos y en todos los ciclos elaborados pacientemente por Gaia… pero ya están sintiendo las consecuencias.
5. Los bosques nativos que durante miles de años elaboraron la mejor evolución, desaparecen inútilmente en Alaska, y en otras partes caen en función de los monocultivos para combustibles: palmas de aceite, soya, maíz, yuca…
6. Las penetraciones con violencia geológica en la corteza y manto de la Tierra para sacar elementos con posible éxito en el mercado como cobre, cadmio, oro, la plata, el coltan, petróleo… extrapoladas a los seres humanos, no tienen palabras que las definan.
7. Destruir la topografía terrestre, puliendo su superficie, abriendo huecos profundos, trasladando pueblos, triturando rocas, es realmente, un cáncer geológico.
8. El ciclo hidrológico, en sus etapas gaseosa, capilar, de superficie, freática, profundas –regido por las manchas solares– obedece a condiciones muy particulares que fueron diseñadas durante millones de años: nosotros las ignoramos, las cambiamos, y pagaremos sus modificaciones al estilo Katrina.
9. Nos provoca llorar cuando vemos la forma en se destruyen los bancos de peces, los delfines, las ballenas, las focas, los osos polares y muchas especies más… por cuanto presentimos que ese será nuestro futuro.
10. Desde el seis de agosto de 1945: las potencias nucleares cambiaron el futuro de Gaia… Tenemos el compromiso de convertir la historia de Hiroshima y Nagasaki en cuentos infantiles y juveniles, para devolver el respeto a las energías desconocidas.
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Gonzalo Palomino Ortìz, Colom