España: 15-M, el rescate de las conciencias






La masa ya no era aquel elemento informe que, robotizada, cumplía y consumía de manera obediente las tareas impuestas por “el sistema” y por “los mercados”. Se pusieron nerviosos porque aquellos sujetos con vocación de ciudadanos y ciudadanas, y no de meros consumidores, comenzaron a reclamar juntos, de manera ruidosa y visible, más democracia y más verdadera.
Con más de cuatro millones de personas en el paro, aproximadamente el 20 por ciento de la población activa (y el 40 por ciento de las y los jóvenes); con algunas familias cuyas casas se las lleva el banco (el mismo que recibe dinero público); con decenas de imputados en las listas electorales; con PYMES y autónomos que tienen que echar el cierre; con el debilitamiento de las inversiones en los servicios públicos; con ejecutivos que en época de crisis obtienen suculentos beneficios mientras se ha incrementado considerablemente el número de familias que tienen que acudir a entidades solidarias a pedir ayuda para poder comer o pagar la luz; con tanta gente con serias dificultades para llegar a fin de mes…
Con este panorama nada halagüeño: ¿Cómo es que las calles no están llenas de gente protestando? ¿Qué nos pasa que no reaccionamos? ¿Cómo puede ser que los jóvenes sean tan pasotas y los adultos tan pasivos? ¿Cómo es que nadie hace nada? Todo esto se preguntaban los medios, asombrados, y nos preguntábamos nosotros y nosotras, extrañados de que no se encendiera la llama.
Y se encendió, sin casi aviso, y nos dimos cuenta de que ni tan pasivos ni tan pasotas ni tan de quejas de bar (de esas que se olvidan una vez que se sale por la puerta). No, la indignación cruzó a la calle, desde los bares, las casas, las bibliotecas, las oficinas, la universidad, el andamio, el colegio, los supermercados…
Entonces ocurrió que muchos de quienes se quejaban de la aparente indiferencia no daban crédito a lo que veían y escuchaban. Nuestros dirigentes, tan seguros de que convencerían a la gente de la apremiante necesidad de las “magníficas medidas” que desde fuera (con la connivencia de unos cuantos de dentro) se animaba a tomar y que, tranquilos, que así todo iría mejor, se echaron a temblar. La masa ya no era aquel elemento informe que, robotizada, cumplía y consumía de manera obediente las tareas impuestas por “el sistema” y por “los mercados”. Se pusieron nerviosos porque aquellos sujetos con vocación de ciudadanos y ciudadanas, y no de meros consumidores (que entre sus ritos tienen el consumo del voto cada cuatro años), comenzaron a reclamar juntos, de manera ruidosa y visible, más democracia y más verdadera; más participación en los asuntos comunes, en los asuntos decisivos de la gestión de su pueblo, de su ciudad, de su comunidad, de su país… Menos “todo para el pueblo, pero casi sin el pueblo” y más “entre todos construiremos lo que es bueno para el pueblo”.
Se puede estar más o menos de acuerdo con algunas de las propuestas del movimiento 15-M y de Democracia Real Ya, y ya se verá cómo evoluciona todo ello; con tiempo, trabajo e ilusión, y con todas las dificultades a las que haya que hacer frente. Pero desde luego estas movilizaciones han dado ya, y están dando, una gran lección de democracia y de rescate de aquella máxima de Descartes: “Pienso luego existo”. Quien tenga oídos, que escuche. www.ecoportal.net
Revista Pueblos
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¿Por qué el capitalismo es un callejón sin salida?
1. ¿Cómo es posible que los gobiernos y las instituciones públicas presten dinero a los bancos privados para que estos vuelvan a prestárselo a esos mismos estados a un tipo de interés más alto?. ¿Por qué los gobiernos no pueden prestar ese dinero directamente a sus propios ciudadanos y empresas a un tipo de interés bajo o nulo en lugar de prestárselo a instituciones privadas que lo utilizan para chantajearnos y explotarnos?
2. ¿Es democrático transformar deuda privada en deuda pública sin someter esa decisión a consulta popular?
3. ¿Cómo es posible construir una economía sostenible cuando esta se basa en la necesidad imperiosa de aumentar el volumen global de ventas de manera perpetua y progresivamente acelerada? ¿Puede la economía crecer ilimitadamente en un entorno planetario limitado?
4. ¿Cómo es posible que pueda aumentar la demanda si el poder adquisitivo real de los salarios no deja de disminuir?
5. ¿Cómo es posible que haya que concentrar el trabajo asalariado, mediante el aumento de la edad de jubilación, en lugar de expandirlo y repartirlo mediante la disminución de dicha edad de jubilación e incluso de las jornadas laborales? ¿No sería esta la manera más lógica de luchar contra el desempleo? ¿Por qué el paro estructural no deja de aumentar en todo el mundo a la vez que los beneficios de las grandes compañías transnacionales también aumentan de manera sostenida?
6. ¿Cómo es posible que todos los países (incluyendo gobiernos, empresas y particulares) estén en deuda al mismo tiempo y en todas partes?. ¿Quiénes son y dónde residen los acreedores?
7. ¿Cómo es posible que el nuevo dinero sólo pueda ser creado como deuda (petición de crédito a entidades privadas con interés usurario) en lugar de como instrumento público y neutro de intermediación destinado a facilitar la compra-venta de mercancías? ¿No son exclusivamente los impuestos ciudadanos y los Tesoros públicos de los países los que respaldan, en última instancia, el valor del papel-moneda que circula por el mundo?
8. ¿Por qué está taxativamente prohibido por leyes europeas la existencia de una banca pública que pueda dar crédito con criterios sociales y éticos?. Si se permite una coexistencia entre sanidad pública/privada o entre educación pública/privada ... ¿por qué no una coexistencia entre banca pública/privada?
9. ¿Cómo pueden ser devueltos los intereses de la deuda si no mediante la creación incesante de nuevas remesas de dinero asociado a nuevos préstamos? ¿No es inevitable que la deuda total de gobiernos, empresas y particulares siga creciendo de manera indefinida?
10. ¿Hasta cuando podrá sostenerse sin colapsar un sistema basado en unas premisas tan absurdas e irracionales?

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