España: Del cemento al hormigón...
- Autor: Miren Gutiérrez - directora ejecutiva de Greenpeace España
La semana pasada, a 300 días del final de la legislatura, las cinco mayores organizaciones ecologistas –Greenpeace, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF-- presentamos una pormenorizada evaluación de la política ambiental del Gobierno.
Los cinco grupos ecologistas de ámbito estatal valorábamos positivamente el acceso a las mesas de debate, negociación y decisión que desde el ministerio que dirige Rosa Aguilar ha dado. Un giro notable en comparación al oscuro periodo en que Elena Espinosa estuvo al mando. Sin embargo, también lamentábamos el escaso avance en muchos de los temas más urgentes, entre ellos y sin jerarquizarlos, una hoja de ruta para el cierre de las centrales nucleares, la demolición del Algarrobico (esa verruga urbanística en la costa andaluza), el abandono de los transgénicos, el apoyo decidido a las energías renovables o el abandono de la construcción de infraestructuras sin sentido... entre ellas, la proyectada en Pasaia.
En resumidas cuentas, el informe pone de manifiesto, entre otras conclusiones, la ausencia de la sostenibilidad en la agenda política del Gobierno.
Hoy presentamos nuestro ya proverbial Destrucción a Toda Costa (DTC). En esta undécima edición del Destrucción a Toda Costa, Greenpeace pone la lupa encima en un pionero análisis de los proyectos portuarios. ¿Por qué este enfoque? Porque tras años de análisis de los más de 8.000 kilómetros de costa, Greenpeace ha detectado que, de las 28 Autoridades Portuarias existentes en España, veinte están acometiendo obras de ampliación o tienen planes para ello. Pasamos de la burbuja del cemento a la burbuja del hormigón. Este aumento desmedido de proyectos portuarios no se corresponde ni con la caída en la demanda de servicios portuarios, ni mucho menos con las lecciones que deberíamos haber aprendido tras la explosión de la burbuja inmobiliaria.
Entre los proyectos examinados, hablamos, cómo no, de la construcción de un puerto exterior en Pasaia, un proyecto sin sentido.
En general, la superficie que ocupan los Puertos del Estado no es nada desdeñable ni en kilómetros de costa ocupados ni en hectáreas de rellenos y hormigón ganados al mar. Greenpeace examina en este informe especialmente la ocupación de la primera línea de costa de estos puertos. Un ejemplo son los veinte kilómetros de costa que ocupa el puerto de Vigo o los doce de Barcelona. Para entender este dato, hay que señalar que el monstruo urbanístico Marina D'Or en Castellón ocupa “sólo” 2,3 kilómetros de costa.
Pasaia afectaría “sólo” a unos 3,5 kilómetros de un paraje natural, el Espacio Natural Protegido de Jaizkibel, que está catalogado como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). La obra faraónica no tiene sentido cuando el vecino puerto de Bilbao funciona a un tercio de su capacidad; cuando no se han explicado las varias instalaciones de carácter energético; cuando el aumento del tráfico de mercancías por carretera aumentaría la congestión ya existente. La alternativa más evidente implica la reordenación de los actuales servicios del puerto y gestionar de forma más eficiente su espacio y logística, sacando el máximo rendimiento a la vasta explanada actual...
Ésta situación, y la general en los puertos del Estado, pide a gritos un cambio del actual modelo que no se está produciendo. Seguimos invirtiendo dinero público en inútiles y nocivas infraestructuras que son pan para hoy y hambre para mañana. Pero las respectivas presidencias de las Autoridades Portuarias están abanderando las nuevas obras como “única salida” a la crisis económica y al desempleo. El trueque del ladrillo por el hormigón que denunciaba Greenpeace en las últimas dos ediciones del informe Destrucción a Toda Costa es una realidad.
Terminamos diciendo que estamos a tiempo para impedir esta invasión de hormigón. Ojalá.