¿Cómo se patenta una planta?


  • Autor: Ana Muñoz Álvarez

Países ricos y empobrecidos se han puesto de acuerdo para repartir los beneficios provenientes de la naturaleza. Se amortigua la explotación en países empobrecidos pero se mantiene la creencia de que la naturaleza pertenece al hombre. Es al revés: el hombre forma parte de ella.



Entre 20.000 y 50.000 especies terrestres se extinguen cada año en nuestro planeta, según la ONG WWF/Adena. Los bosques desaparecen a un ritmo vertiginoso. Greenpeace denuncia que el 80% de los ecosistemas ya ha sido destruido o alterado y que el 20% restante se encuentra amenazado. Los mares y océanos tampoco se encuentran en mejor situación.

Ante esta situación, los Estados, una vez más, han dejado pasar la oportunidad de salvar nuestro planeta. La Cumbre de la ONU sobre Biodiversidad “ha sido más un ejercicio de economía que un verdadero esfuerzo para preservar la vida en el planeta”, denuncia la organización Ecologistas en Acción. Una de las novedades surgidas tras la cumbre será la de repartir los beneficios de la Naturaleza.

Ricos y pobres han estado de acuerdo en abrir un protocolo de Acceso y Reparto de Beneficios provenientes de la Naturaleza. El objetivo es que las empresas farmacéuticas y de cosméticos tengan un acceso regulado a plantas y microorganismos de países empobrecidos y que compensen a estos países por los beneficios que les generan. Ésta es una demanda tradicional de muchos países del Sur que ven cómo los principios activos de sus plantas medicinales son patentados por grandes corporaciones farmacéuticas.

Aquí es donde radica el problema: ¿cómo se puede patentar una planta?. ¿Cómo se pueden poner puertas al campo? La Naturaleza es un bien común. El agua, los bosques, los mares y los pájaros no pertenecen a nadie. Todo y todos somos parte del ecosistema y formamos un todo único e indivisible. Del ansia del tener, y cuánto más mejor, vienen problemas como la destrucción de las especies y el cambio climático. De esos polvos, la idea de quién contamina paga. Entonces, los países del Norte pueden seguir contaminando mientras paguen sus multas. ¿Cuál es el beneficio para la Tierra? Es necesario un cambio en las actitudes de Gobiernos, empresas y personas. El cuidado de la Tierra es fundamental para la supervivencia de las especias, entre ellas el hombre.

Hace ocho años, en 2002, los países de Naciones Unidas ya acordaron que había que frenar la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, ya han reconocido que los compromisos se quedaron en papel mojado. Esta vez, los 193 países reunidos en Nagoya se han comprometido a combatir la extinción de las especies para el año 2020. Para ello, se aumentarán hasta un 17% la superficie terrestre protegida y a un 10% la de las aguas del planeta. Además, restaurará al menos el 15% de los ecosistemas degradados y se acabará con la sobreexplotación pesquera. Para algunos, como la organización ecologista WWF/Adena, la Cumbre de Biodeveridad “ha enviado un mensaje contundente y claro: proteger la salud del planeta ha de tener un hueco importante en las políticas internacionales si queremos mantener la vida en la Tierra”. Otras organizaciones, como Ecologistas en Acción, piensan que los gobiernos tendrían que haber puesto objetivos más interesantes, como llegar a tener un 20% de zonas terrestres protegidas.

Otro punto que nos alerta de posibles nuevos fracasos a la hora de proteger la biodiversidad de la Tierra es la supuesta falta de mecanismos de financiación para que se cumplan los objetivos planteados en Nagoya. No será hasta 2012 cuando los gobiernos se sienten a hablar de esta materia. Mientras, cada país tendrá que hacer un estudio y plantear las necesidades económicas para cuidar la biodiversidad de su territorio.

Desde que se extinguieron los dinosaurios hace 65 millones de años, las especies han ido desapareciendo a un ritmo vertiginoso. Ha llegado el momento de ponerse “el traje de faena” y trabajar sin descanso para que nuestro planeta siga siendo un lugar en el que la vida siga siendo posible. Montañas de basuras, talas indiscriminadas de árboles, consumo desproporcionado, gasto incontrolado de recursos naturales… es lo que ha resultado de nuestro actual modo de vida. Hoy es el momento de que los ciudadanos de a pie de este planeta demos ejemplo y exijamos nuevas formas de vida más respetuosas con el medioambiente. Un compromiso con el futuro.

Ana Muñoz Álvarez, periodista y miembro del Centro de Colaboraciones Solidarias
Fuente: Hazloposible

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