Guatemala: El precio del oro.
Diodora Hernández, baleada a quemarropa por no vender su terrenito a la minera Goldcorp
Por Grahame Russell
“No tenga pena”, dijo Diodora Hernández a Javier de León (ADISMI), en una emisión de la radio comunitaria, el 8 de julio, 2011, “Sigo resistiendo a la mina de oro.”
El 7 de julio, 2010
Diodora Antonia Hernández Cinto (una campesina Maya-Mam del caserío de San José Nueva Esperanza) fue baleada a quemarropa en su cabeza por dos hombres del vecindario (trabajadores de la mina) que salieron corriendo en la noche, dejándola por muerta.
Fue baleada porque se niega a vender su terrenito a Montana Exploradora, subsidiaria de la empresa Canadiense Goldcorp Inc., que está operando una mina a cielo abierto, de oro y plata, con uso de cianuro, en la municipalidad de San Miguel Ixtahuacán, Guatemala.
La bala entró en su ojo derecho y salió detrás de su oreja derecha. Después de una estancia de tres meses en el hospital, milagrosamente, Diadora sobrevivió y regresó con un ojo prostético, a su choza y su terreno, el 5 de octubre, 2010 – donde vive con su hija, su nieta y su esposo.
El 8 de julio, 2011
El primer aniversario de la tentativa de asesinato, le hice una visita a Diodora, acompañado de James Rodríguez (foto-periodista, www.mimundo.org) y Jonathan Treat (activista americano, que vive en Oaxaca).
Poco después del atentado a la vida de Diodora, en 2010, había hablado con sus hijos, delante del hospital Roosevelt, mientras su madre estaba en cuidados intensivos. En enero 2011, hice otra visita a Diodora en su caserío.
El 8 de julio, 2011, nos encontramos en las oficinas de ADISMI (Asociación para el desarrollo integral de San Miguel Ixtahuacan). Entonces la llevamos en coche a casa en San José Nueva Esperanza.
Después del atentado contra la vida de Diodora, Derechos en Acción mandó una carta publica (Julio 10, 2010, basada en una acción urgente de ADISMI) al gobierno canadiense y parlamentarios, al plan de pensión canadiense y otros inversionistas, sobre el atentado contra la vida de Diodora por hombres del vecindario que trabajan o trabajaban anteriormente en la mina de Goldcorp.
No recibimos respuesta.
En una carta dirigida a ADIMSI y Derechos en Acción (20 de Julio, 2010), Goldcorp reconoció que los dos hombres detenidos e interrogados sobre el atentado (y después liberados), habían trabajado anteriormente para Goldcorp:
‘Tengo entendido que los dos hombres que supuestamente cometieron el atentado han sido identificados y fueron detenidos por la policía pero fueron liberados después. Sin embargo, tengo entendido que les ordenaron que comparezcan ante Ministerio Público en San Marcos para prestar declaraciones sobre el incidente. Ambos son residentes de San Miguel Ixtahuacan. Uno de los dos fue empleado de Montana, pero dejó de trabajar para Montana más de un año. El otro hombre trabaja para un contratista que provee servicios de desarrollo subterráneo a Montana y a la mina Marlin.’
Un año después, todavía esperamos que se haga justicia para esta tentativa de asesinato.
Los costos del oro
“Compré este terreno para vivir acá no para venderlo.”
Es por eso, explica Diodora, que los hombres trataron de asesinarla – por que se negó a vender su terreno a Goldcorp.
Antes y después del atentado, hombres de vecindario, igualmente campesinos Maya-Mam y pobres, pero que trabajan en la mina, la odian y la marginan. Después del atentado, algunos de estos hombres dijeron públicamente que deseaban que estuviera muerta.
Entre los múltiples daños a la salud, al medio-ambiente y otras violaciones causados directamente o indirectamente por la mina de Goldcorp, la creación y provocación de divisiones en la comunidad, y de odio y violencia, es una consecuencia de la operación minera tan devastadora como cualquier otra consecuencia.
Los integrantes de las comunidades que resisten contra la presión de la compañía para que vendan sus terrenos a veces se vuelven blancos de amenazas y violencia, y además, les han presentado cargas fabricadas contra algunos.
Diodora parece estar muy bien, a pesar de haber sido baleada a quemarropa en la cabeza y de haber perdido un ojo. Sin embargo, todavía sufre en la oreja derecho por donde salió la bala. Está parcialmente sorda y a menudo sufre de mareos y cansancio; alrededor del ojo derecho está muy sensible al sol y al calor de su horno. Lloró mientras explicaba como antes podía cuidar a sus animales –ovejas y chivos– y como podía llevarlos a pastar y guardarlos juntos. Ahora se frustra y está triste por que físicamente no puede guardarlos juntos y se alejan del terreno.
Ya no vive en su casita donde fue baleada en el caserío de Sacmuj. Vive con su hija, nieta y esposo en una casa más cercana al camino principal, al lado de la mina. La mitad de los pobladores de Sacmuj han vendido sus terrenos a Goldcorp y se han ido… Diodora no sabe por dónde. Se niega a vender su terreno.
Su vida en riesgo
Ahora, un agente de seguridad proveído por el gobierno vive con su familia, permanentemente. Diodora vive en un estado de amenaza constante - tiene miedo de los vecinos pro-minería y del desconocido.
Diodora explica que el atentado a su vida del 7 de Julio, 2010, fue la culminación de mesas de amenazas y actos de agresión contra ella cometidos por oficiales de la compañía o por sus vecinos, por que se niega a vender sus terrenos a la compañía.
Su esposo le contó algo que le había dicho otros hombres de la comunidad. Estos hombres, que trabajan en la mina, explicaron que una semana antes del ataque, un oficial de la compañía les dijo en una reunión que hubiera menos trabajo para ellos por que Goldcorp no podía seguir expandiendo la operación de la mina en San José Nueva Esperanza, porque Diodora se negaba a vender su terreno.
Y entonces una semana después, el 7 de julio 2010. No cabe duda de que fue baleada por negarse a vender sus terrenos.
¿Justicia? Ninguna
Los dos hombres sospechados del atentado fueron liberados después de la interrogación y ningunos cargos han sido llevados en cu contra, hasta donde sepamos. Después de la tentativa de asesinato, oficiales del Ministerio Público le hicieron preguntas a su hija María sobre lo que pasó. Le aseguraron a María que cuando su madre estuviera en buena forma física regresarían para que ella también preste declaración.
Hasta ahora, no hemos visto seguimiento del caso. Parece que el Ministerio Público no ha hablado con Goldcorp sobre los dos hombres, a pesar del que Goldcorp tiene información sobre ellos.
En Guatemala, más de 98% de todos los cargos criminales nunca están llevados a la corte; 2% se investigan; un porcentaje mínimo se resuelve. Todo el mundo sabe que el estado de derecho no funciona en Guatemala. La impunidad es la norma.
El precio del oro
En los años 1990, cuando Goldcorp hico su estudio de viabilidad inicial, el costo calculado para producir oro se estableció a aproximadamente $130 por onza. Decidieron que el proyecto sería rentable si el oro se vendía a aproximadamente $270 por onza o más.
Hoy en día, el oro se vende a $1500 por onza. Goldcorp gana casi diez veces el dinero por onza de oro que había calculado – más allá de sus sueños más fantásticos.
El atentado a la vida de Diodora es un cuento sobre los precios reales y los costos de la minería de oro en Guatemala. Así se puede ver como funciona el modelo de “desarrollo” global.
“Aquí me quedo parada, como un árbol”
Delante de su casa con su hija y nieta, le preguntamos a Diodora si dejaría a su casa y su terreno. Sonrió, negó con la cabeza: “Aquí me quedo, parado, como un árbol”. Esta lucha sigue.
Gracias Diodora; Gracias ADISMI.