Los vuelos verdes de Lufthansa "aniquilan las selvas tropicales y siguen contaminando"
El proyecto verde de Lufthansa no emociona a los verdes. Todo lo contrario, que la aerolínea vuele con biocombustible descontenta a grupos ecologistas, quienes acusan a la compañía de tener “planes de expansión y pretender desviar la atención de la necesidad real de limitar el transporte aéreo para combatir el cambio climático“.
Hoy es noticia el primer vuelo impulsado por agrocombustibles de Lufthansa. Decenas, centenares de periódicos online y offline tratan el acontecimiento como una iniciativa ecológica, sin lado oculto a la vista. Esa parte que, por suerte, los verdes sí se empeñan en subrayar, ayudándonos a completar las habituales visiones sesgadas que los mass media nos ofrecen de la realidad.
Por un lado tenemos el notición, reluciente y lleno de promesas: la mayor aerolínea europea se convierte en la primer del mundo en utilizar biocombustibles en sus vuelos regulares y, aunque esté en fase experimental, ya supone dar esquinazo a los combustibles fósiles, al menos en parte del carburante que usan sus dos motores (uno funciona con combustible convencional y el otro con una mezcla de queroseno y biocarburante). Además, los cuatro vuelos diarios de ida y vuelta que realizará el Airbus A-321 entre Hamburgo y Francfort, ahorrará la emisión a la atmósfera de 1.500 toneladas de CO2, gracias a este biocombustible con un 50 por ciento de Aceite Vegetal Hidrogenado (HVO), éste suministrado por la empresa finlandesa Neste Oil.
¡Buenooo, suena genial! ¿Dónde está el problema, entonces? Greenpeace es uno de los que tiran del hilo para aguar la fiesta. A la ong no le parece ni medio bien que los componentes del biocombustible supongan una deforestación denodada. Mientras Lufthansa se preocupa por evaluar su impacto en la vida de los motores, entre otros pormenores, Greenpeace hace lo propio con el patrimonio natural de la humanidad: las selvas tropicales, sumideros de carbono que la fabricación de este biocombustible está llevándose por delante.
“Somos muy críticos. Su objetivo no es la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Neste Oil, elaborado a base de aceite de palma no lo hace, desde luego”, dice Tapio Laakso, director del programa de deforestación de Greenpeace Finlandia. Para ser justos, Lufthansa afirma que el combustible sólo se produce a partir de cosechas sostenibles. Además, Neste Oil es miembro de la Mesa Redonda sobre Biocombustibles Sostenibles (RSB) y de la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO), dos instituciones tachadas por los verdes por ser manejadas por la industria, dudosas y confusas para la opinión pública.
Por su parte, Amigos de la Tierra y otras ongs denuncian que tanto Lufthansa como su suministrador de combustible Neste Oil se hayan negado a revelar el origen y el tipo de combustible utilizado, y pusieron el grito en el cielo al conocer que para cumplir con sus planes de uso de agrocombustibles para 2025, la compañía estima un uso de 4 millones de hectáreas, el 35 por ciento de la superficie cultivable de Alemania. recuerdan que el mes pasado diez organizaciones internacionales como el Banco Mundial, la OMC, Naciones Unidas o la OCDE pidieron a los gobiernos del G20 el fin de los subsidios a los agrocombustibles y los objetivos obligatorios, “debido a su impacto sobre los precios de los alimentos y la pobreza a nivel global”.
Que el periodo de pruebas sea financiado en parte con impuestos de la ciudadanía tampoco ha gustado. El coste de las pruebas asciende a 6,5 millones, de los que el gobierno federal aportará un total de 2,5 millones. Amigos de la Tierra señala que el trayecto que cubre está a tan sólo cuatro horas de tren, un transporte más ecológico.
Por mucho que Lufthansa intente obtener certificados sobre sostenibilidad de los vuelos, la solución es coger menos aviones y buscar alternativas viables a los combustibles fósiles que no deforesten ni provoquen inseguridad alimentaria. En palabras de Alejandro González, responsable del área de cambio climático y energía de Amigos de la Tierra:
Lufthansa se está maquillando de verde con los agrocombustibles, que son de todo menos beneficiosos para el medio ambiente. Los combustibles de origen agrícola empeoran la situación de pobreza y hambre, incrementan el precio de los alimentos, impulsan procesos de deforestación y además contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero. No podemos calificar estos vuelos de verdes.
Vía | www.tierra.org
Vía | www.talouselama.fi
Vía | af.reuters.com
Fotografía | bribri
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