Los megaproyectos hidroeléctricos son sinónimo de corrupción
El ex presidente argentino, Carlos Saúl Menem, no es precisamente un modelo a seguir en materia de transparencia política. A pesar de eso, el ex mandatario no tuvo empacho en afirmar, tal vez con cierta envidia, que la mega represa hidroeléctrica binacional de Yacyretá representa un "monumento a la corrupción".
En las antípodas del pensamiento menemista, las organizaciones sociales que están participando en el IV Encuentro de la Red Latinoamericana de Afectados por Represas reiteraron anoche que los megaproyectos hidroeléctricos han estado "plagados de corrupción".
Además, representan un modelo energético que conduce al desplazamiento involuntario de millones de personas y a los desastres ambientales, según afirmó el dirigente argentino Rulo Bregagnolo, del grupo ecologista de la provincia de Misiones Cuña Pirú.
"Cambian los nombres de los megaproyectos, cambia la geografía, pero los impactos sociales son los mismos", señaló Bregagnolo al cierre de uno de los paneles del encuentro.
El activista también marcó una serie de coincidencias entre los conflictos ambientales originados por represas: muchos de ellos surgieron en procesos dictatoriales y continuaron en democracia; están financiados por las mismas entidades (Banco Mundial, BID, Fonplata); y sus defensores consideran que la naturaleza "es un obstáculo".
"Desde esa concepción, los ríos son vistos como generadores de divisas y no de vida", explicó. Por otra parte, Bregagnolo consideró que: "Muchas veces hablamos de los gobiernos como una cosa distante y lejana, cuando en realidad el gobierno es el Estado, y el Estado somos todos. Tenemos que luchar por conquistar espacios políticos".
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