Los “verdes” sepultureros del sagrado suelo vivo
Existe una tendencia, universalizada de construir “zonas verdes” o “parques urbanos” según las técnicas arquitectónicas “innovadoras” de obra dura. Ya se sabe: sepultar los sagrados suelos vivos bajo altos porcentajes de superficie de suelo enlosado, y luego encima colocar macetones de cemento que muchas veces adoptan el tamaño y la forma de verdaderos sarcófagos de la antigua Roma, sólo que en lugar de ser de alabastro o mármol de Carrara y artísticamente decorados con altos relieves. Pues los macetones son sólo “sepulcros” de horrendo cemento gris sin la menor decoración. Parecieran que se usan como símbolos de la nefasta actividad sepulturera de los suelos vivos.
Por Julio García Camarero
Y es que esta labor de sepulturero, tan equivocada, sólo puede considerarse como un autentico crimen de lesa naturaleza, porque en realidad es, en efecto, un verdadero matricidio de la Pachamama. Y nada de macetas-sarcófago o plantas exóticas (que tanto gustan a los arquitectos urbanistas e innovadores) o jardincillos ridículos de especies foráneas que tienen una más difícil y cara adaptación (más riego, más podas, más tratamientos sanitarios, más petróleo,…). No puede admitirse que sean jardines al estilo de pequeños parterres y en espacios muy reducidos, puesto que cumplen mucho menos la tan necesaria función de sumidero de CO2. Es preferible que sean jardines de arbustos serófilos que necesitan poco riego, y como decíamos sólo en pequeña proporción, la mayor de la superficie debe ser bosque urbano denso.
¿Qué son los suelos vivos?
Los suelos vivos son los suelos que aún no fueron envenenados por los insumos (de fertilizantes y pesticidas) derivados del petróleo, universalmente utilizados por la agricultura industrial y la agroquímica. Son suelos que aún les queda cierta riqueza en materia orgánica (M.O.) y también micro-fauna, banco de semillas, etc.
En contraposición cada vez existen más suelos muertos por el envenenamiento de fertilizantes petro-dependiente y por la a la acción antrópica que genera la desertificación y el Cambio Climático.
Características vitales de los suelos vivos
Los suelos vivos son indispensables para la defensa de los ecosistemas la biodiversidad y para la continuidad de la vida en el planeta. Veamos las principales características de los suelos vivos:
1. Son el origen de toda la vida, recurso renovable e, indirectamente, indispensables para que la vegetación consiga producir el oxígeno tan necesario para nuestra existencia y la de toda la biosfera, se trata de nuestra madre la tierra.
2. Son la fuente de la diversidad contenida invisiblemente en el banco de semillas que permanece por los tiempos de los tiempos en el subsuelo, en cualquier subsuelo, sin excluir los de los proyectados parques urbanos.
3. Son unos bancos riquísimos, porque la verdadera riqueza es la biodiversidad natural y la diversidad cultural. Y no la de los otros bancos del poder financiero que potencia a estos sepultureros de la vida.
4. Son la base del micro-mundo de la micro-fauna, que es indispensable para la transformación de la materia orgánica del suelo (M.O.) en M.O. asimilable para las plantas
5. Son (siempre que sean suelos vivos y no envenenados por petro-fertilizantes) el detonante del ciclo vital de la M.O. y por consiguiente del principal recurso material renovable que es la vegetación.
6. Son los generadores de los grandes arboles del bosque urbano que a su vez son amortiguadores del deslumbramiento de la luz y sobre todo de la temperatura. Existen estadísticas científicas serias, realizadas en verano en un parque de Sevilla, que tomaron la temperatura del suelo en dos zonas distintas: -una en losas expuestas al sol directo que alcanzó los 50,5ºC, y -otra (contigua) de un suelo de tierra natural (sin estar enterrada por losas) y bajo sombra de grandes árboles frondosos, que sólo registró la temperatura de 21,8ºC. Además, este estudio mostró que en los edificios sombreados por el bosque urbano gastaros un 40% menos de energía en el aire acondicionado.
7. Son sumideros de CO2 una labor urgentísima e indispensable para combatir la ya casi insoportable subida de la temperatura global, y sobre todo el ya apocalíptico Cambio Climático.
8. Son fábricas de O2, la mejor forma de combatir el alarmante Cambio Climático.
9. Son (si no están enterrados por baldosas) un impluvio indispensable para el drenaje que necesita la vegetación urbana.
10. Son un recuerdo del ecosistema natural que nos aleja de tanta artificiosidad y del síndrome de déficit de naturaleza. Si en un parque destinamos muchísima más superficie a las baldosas que a los árboles, lo que se consigue es que los ciudadanos se mantendrán con el déficit del síndrome de naturaleza aunque sean asiduos al parque. Excediéndonos en la superficie embaldosada lograremos eficientemente que nunca se supere este mencionado síndrome.
Las dañinas losas infinitas
Las baldosas tiene muchos aspectos negativos: evitan que se forme el indispensable sumidero de CO2, son reflectantes de la luz y del calor, son aniquilantes de toda la micro-fauna (que resulta, como ya he comentado, indispensable para el mantenimiento del ecosistema dentro del ciclo cerrado de la M.O.), son paralizantes y enterradoras del banco de semillas, etc.
Los sepultureros de suelos vivos
Sin embargo, los “proyectistas oficiales se jardines” se autodenominan verdes, ¿será porque las baldosas las pintan de verde?, porque, la verdad, sólo se dedican, exclusivamente, a sepultar con baldosas una gran proporción de superficie que se debería dedicar a frondoso bosque urbano.
Sí, se deberían denominar boques urbanos mejor que parques urbanos, para evitar esa tendencia tan obsesiva a favor de las baldosas. ¿No será que las baldosas dejan sustanciosas comisiones que favorecen el crecimiento del PIB, más que el crecimiento de los indispensables árboles? Y a pesar de todo esto, aún tienen la desfachatez de autodenominarse “verdes” y a su labor asesina llamarla “parque urbano” o “zona verde de la ciudad”.
Hoy en los parques y en el 100% de las aceras los suelos vivos se presentan enterrados por infinitas losas. Por desgracia los políticos y arquitectos que se meten a jardineros, carecen de sensibilidad con respecto a los suelos vivos, o no tienen ni la remota idea de la vital importancia que ellos tienen. Incluso creo que ni sospechan que existan. Ni les interesa, sólo se mueven por proyectos que prometan grandes volúmenes de negocio y comisiones, y a corto plazo. ¿Y que mayor esperanza de gran volumen de negocio cortoplacista y alta comisión que el de un costoso negocio el que ofrece un proyecto de un jardín duro, de infinitas losas y obras de fabrica, sobre todo si proliferan infinitamente en forma de destrucción masiva de suelos vivos?
No veo del todo ajenos a este suelocidio a Isabel Presley, a Vargas Llosa, y a Porcelanosa, los mayores productores ceramistas del mundo y fundadores, nada menos que de la “Muestra de Arquitectura Global de Porcelanosa”[1]. Que resulta ser una muestra fraudulenta más del neoliberalismo global. El imperio contra ataca, con un arma de destrucción masiva casi invisible: El Capitalismo Verde. En el caso de la “Muestra de Arquitectura Global de Porcelanosa” nos ataca con su mejor arma: “El Catálogo Verde”, que muestra nada menos que productos sostenibles una gran mentira para lograr que pase desapercibido el sistemático y lúgubre entierro de los suelos vivos. Además de generar la proliferación de infinidad de canteras destructoras de muchísimos hábitats
Hay que insistir en que los suelos vivos son de vital importancia. Tal y como estamos hoy, los suelos urbanos y sobre todo los parque públicos, están necesitados de que se desentierren estos suelos casi agonizantes pues las ciudades muestran un aspecto de inmenso cementerio de losas apiñadas.
Es necesario y urgente hacer la guerra a las losas infinitas
Es necesario y urgente hacer la guerra a las losas infinitas; y una intensa defensa del suelo vivo, que en definitiva será una defensa de las 10 características beneficiosas del suelo vivo que acabo de mencionar. Después de desenterrar el suelo debemos de añadirle abono natural (nada de químico) obtenido del compost urbano dará sus frutos y enriquecerá el parque y parte de la acera, si esta es ancha, con gran diversidad autóctona.
Posibles alternativas a las losas infinitas
La alternativa fundamental será la del bosque urbano de árboles grandes y frondosos, con una gran superficie foliar para que cumplan bien su función de sumidero ecológico de CO2 y fabricantes de oxígeno (O2),indispensable para la salud de los ciudadanos y para la lucha contra el Cambio Climático (C.C.), del que no hay que olvidarse ni un momento. Los árboles de las aceras deberán ser muy grandes, de hoja caediza, porque así lograrán una buena función de sumidero de CO2, fabricantes de O2,y darán frescor en verano y sol en invierno.
Además, será muy conveniente que se implante la xero-jardinería intercalada en pequeña proporción entre los grandes árboles. Estos xero-jardines convivirán en pequeños espacios, que romperán la continuidad del mundo sombreado de árboles gigantes, necesarios para el urgente combate contra el Cambio Climático. Si hay buen impluvio (suelo no enlosado) será menos necesario el riego, y menos aún si se usa en exclusiva la xero-jardinería. Hay que tender a Jardines de xero-jardinería, de especies autóctonas resistentes a la sequía; que las hay, que son ornamentales y aromáticas, y que precisan muy pocos riegos y cuidados. Siempre implantadas en una superficie inferior al 5% de todo el bosque urbano.
También serán muy recomendables huertos urbanos ecológicos situados en pequeños espacios, intercalados entre el denso boque urbano, que sirvan para recordar a los ciudadanos que ésta práctica es muy necesaria y más de cara al ya seguro multicolapso, incluido el colapso alimentario (como consecuencia como la desaparición del petróleo) que vamos a sufrir en un futuro muy próximo. Aunque las verdaderas escuelas de agricultura ecológica deberán surgir, por ejemplo, sitios como la ampliación del Jardín Botánico de Valencia supervisado desde la cátedra de ecología de la Universidad. O también con actividades muy interesantes como las que se están emprendiendo por el movimiento de agricultura urbana espontáneo, de los que un ejemplo puede ser el que realiza la agricultura urbana como la del Cabanyal Horta (barrio del Cabañal de Valencia). La misión final será la de lograr una proliferación decultivos de agricultura urbana agroecológica pero no dentro de los parques, cuya misión de estos, básicamente será crear un microclima saludable, sombra en verano y hacer de sumidero de CO2, sino en los múltiples solares del interior de la ciudad (que no deben ser tragados por los fondos buitre inmobiliarios). Huertos urbanos como los estupendos que vi, en pleno periodo especial, en la Habana y que fueron, en parte, la salvación alimentaria de la población habanera. Estaban constituidos por policultivos y se fertilizaban, no con fertilizantes petro-químicos, que asesinan suelos vivos, sino a base del compost ciudadano obtenido de basuras orgánicas urbanas. Para que esta recolección de basuras urbanas, y su compostaje, funcionen es preciso de una auto-disciplina y convencimiento de su gran necesidad, por parte los ciudadanos.
Un ejemplo imitable
Existe un enorme parque urbano en el barrio de San Juan de Letrán (con una extensión tres o cuatro veces el Parque de Viveros de la ciudad de Valencia), que debería ser modelo de referencia, aunque el volumen de negocio, su implantación, fue casi cero; pues resulta ser un tipo de negocio que no genera crecimiento de PIB. Este caso consiste, precisamente, en no haber hecho absolutamente nada, en sólo reservar una pura reliquia de la campiña romana. Conservan intactos sus ecosistemas forestales y agrarios; persisten aún molinos de agua y de viento, casas de labranza, caminos y senderos de tierra intactos, etc. Aquí los arquitectos no se han visto obligados a realizar su trabajo y emulentos. Y como no se le ha añadido ni una sola losa, el suelo se mantuvo vivo, y generó una riquísima biodiversidad en flora, en micro y macro-fauna, no existe el nocivo reflejo lumínico y térmico de las losas, sobre todo en verano, en él se respira un aire especialmente limpio y saludable. Además, retiene, gracias al drenaje, no impedido por las losas, el agua de lluvia. Se ha preservado todo un ecosistema agrario-forestal y aunque no deja de ser un ecosistema artificial (como la mayoría de los ecosistemas mediterráneos), no ha llegado a la situación de ecosistema decapitado a causa de extrema artificiosidad y de losas, también de las altas comisiones obtenidas con los altos volúmenes de negocio. Sí, en el recién inaugurado Parque Central de Valencia también se han conservado muy bien las Naves de Ribes, que resulta un trabajo bien hecho y pulcro, y que indica que los arquitectos en esto saben más que de parques urbanos y de la necesidad imperiosa y urgente de la lucha contra el ascenso de la temperatura global. Pero estas bien restauradas construcciones aparecen rodeadas de unas extensísimas superficies de losas que le anulan el alma de lo que fue su anterior entorno. Y también, se conservó una alquería, una acequia y una balsa agraria, pero que fue desnaturalizada aun más, pues se las ha revestido de lujosísimas losas de mármol, que no vienen a cuento y machaca todo posible recuerdo del ambiente de una alquería. El arquitecto la ha “realzado” así, para ser innovador moderno y para lucirse. Pienso personalmente que si quería “lucirse”, desde luego “lo ha conseguido”.
En fin, que no se puede ir por todo el planeta olvidando lo que en realidad es un suelo vivo o ir constantemente trivializándolo como si fuera una cosa inerte y que se le pudiera continuamente ir maltratando, es un grave error.
Los de la “revolución verde” son aniquiladores de suelos vivos
Ahora que como para asesinos de los suelos vivos, ninguno como los inventores de la “revolución verde”, realizada a base de extensos monocultivos, de insumos (fertilizantes y pesticidas) derivados todos del petróleo y que son verdaderos venenos mortíferos para la vida de los suelos. Los productos obtenidos de esta “revolución verde” terminan en inmensos supermercados especializados en la venta de la comida basura. Esta actividad de la “revolución verde” en los cultivos, no entierra los suelos, pero los envenena y los mata.
Nota:
[1] https://www.porcelanosa.com/trendbook/xxvii-muestra-internacional-porcelanosa-minimalismo-y-sostenibilidad
Julio García Camarero es doctor en Geografía por la Universidad de Valencia, ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid, exfuncionario del Departamento de Ecología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y miembro fundador de la primera asociación ecologista de Valencia, AVIAT.
Fuentes: Rebelión