Argentina: Estado de excepción sin golpe militar

Desde hace varios años vengo afirmando que el Neoliberalismo solo se sostiene eliminando el control democrático sobre los poderes concentrados. Para lograr esta situación fue necesario que distintos dispositivos desencadenaran en distintos segmentos de la población un odio sistemático a toda la cultura política que había constituido la referencia histórica de lo que se denomina el proyecto nacional y popular. Esta operación exigió que durante años se fuera transformando el humor social a partir de un cambio subjetivo que posibilitara la emergencia de sujetos capturados por un imaginario impenetrable para la argumentación, el debate y el análisis político. En este sentido, la instrumentación ejercida de un modo tenaz y persistente del término Corrupción fue determinante.

Por Jorge Alemán


Gracias al psicoanálisis se sabe que el sujeto siempre puede sentir que algo esencial se le ha hurtado, que ha sido engañado, robado y estafado por un Otro. Estos sentimientos son constitutivos de la vida del sujeto y, cuando se va destruyendo el tejido social, encuentran un campo propicio para desarrollarse y desplegarse. Por supuesto, la Pandemia colaboró de una forma definitiva para la expansión del sentimiento de estafa y la manipulación de la misma.

Luego, los dispositivos neoliberales se encargan a través de su extensa fila de colaboradores de otorgarle nombres propios a ese Otro y de promover un odio ilimitado hacia las personalidades de la política que sea necesario destruir.
La situación extrema se produce y se obtiene cuando eso se dirige al propio Estado y a su propia Constitución. En otros términos, entonces sí se logra el robo total: la transferencia de recursos de los más explotados a los grupos del Poder.
Cuando se llega a este punto, el Neoliberalismo se realiza de un modo absoluto, como aquella forma del capitalismo que expropia a la gran mayoría del pueblo de su soberanía contando con un gran apoyo por parte del mismo.
De esta manera, el neoliberalismo funciona como una dictadura sin golpe de Estado, que a partir de ese punto empleará al Estado para administrar el aparato represivo y ahora sí, con sus distintos protocolos de regulación.
El interrogante crucial cuando se llega a esta situación es, por un lado, la pregunta por el cuantum de opresión que la población puede soportar y, por otro, cuáles son las fuerzas políticas que separándose de su modo de existencia anterior estarán en condiciones de afrontar la tremenda novedad de la situación.
Es necesario aclarar de que no se trata de nuevos nombres propios ni tampoco de fuerzas políticas nuevas, pero sí de construir una posición que discursivamente sea claramente distinta del pasado del que proviene.
Cuando se puede llegar a imponer un Estado de excepción de apariencia democrática es fundamental que las fuerzas emergentes cumplan con una doble función: por un lado, deben tener una actuación de recomposición y reconstrucción del tejido político, pero a la vez deben mantener una tensión irrevocable, sin ceder sobre la situación, en su confrontación con el espacio que se propone destruir a la democracia y el pueblo que la habita.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/699379-estado-de-excepcion-sin-golpe-militar  - Foto de portada: . Imagen: Adrián Pérez
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Milei, el sherpa muerto y, si la policía corta, no cobra

Todas las mañanas salimos a caminar por ese lienzo en blanco, inacabado, que es la vida. Una vida que pasa ligera, en ocasiones muda, sobre una humanidad que a veces, por cierto, da muy pocas ganas de salvarla. Un ejemplo es lo sucedido este verano en el K2, la segunda cima más alta de la Tierra. Del estrecho sendero de subida, atestado de alpinistas, se cayó un “sherpa” paquistaní de 27 años, Muhammad Hassan, y rodó cinco metros. Lo izaron malherido, y allí lo dejaron, a 8.200 metros de altura. Lo más escalofriante vino después. 

 
Por José Luis Lanao

El incidente fue grabado en imágenes. Se ve con claridad como por encima del cuerpo agonizante del portador pasan de 80 a 100 personas levantando la “patita” y dando un pequeñosalto sobre el herido. Todos escogieron coronar la cumbre, alienados por conseguir la selfie carísima en la cima del mundo. Lo abandonaron en la Zona de la Muerte y, en efecto, luego de unas horas falleció. Hassan murió por pobre. Si hubiera sido uno de esos ricos clientes de pago (entre 60.000 y 100.000 dólares la ascensión) sin duda se hubiera salvado. El abandono impasible de este pobre porteador es de una inhumanidad aterradora. El alpinismo ya no es lo que era. Hace tiempo que el mercado depredador se ha instalado en las altas montañas.
El mundo no ha dejado de interpelarnos, cada vez con nuevos y más poderosos argumentos. Sin embargo no ha hecho más que ampliarse la distancia entre la realidad y la percepción autocomplaciente de esa ensoñación individualista de un yo dominante e incontrolado, perfectamente funcional al sistema.
Nunca es tan devastadora la soberbia que cuando se vuelve innecesaria. Milei también nos pide levantar la “patita” y “saltar” por encima del tejido social agonizante, que se asoma sin miramientos al abismo. Lo dice con esa claridad enajenada de quien ha visto el infierno de cerca y ha regresado para ignorar su existencia.
Uno debe seguir penetrando, una a una, en las capas que dan forma a una realidad desconocida, llena de emboscadas y represión, para acercarse a la única fuente de luz posible en estas latitudes: la resistencia al mesianismo “ultraliberal”. Todos sabemos lo que pasa cuando los excluidos, los hacinados, los que sobran, los que no encajan, los expulsados de todo interés común abandonan de pronto con un aullido su aparente indiferencia. La fuerza de la vida está en lo colectivo, en el cuidado, en ese acompañamiento indispensable para sostenerse, para entendernos, para seguir viviendo. El impulso a forzar los límites, a llegar hasta donde se pueda y un poco más allá, es la base de la condición humana.
Uno puede pactar con su fracaso, pero es en extremo difícil convivir con el ridículo. Purgado el sudor del miedo, ya se ha demostrado que es más probable que Corea del Norte fiche a Leo Messi, que las protestas se encaminen por las veredas. En el fondo de la herida hay una esperanza que supura. En algo nos han puesto de acuerdo: la patria no se vende, y si la policía corta, no cobra.

(*) Periodista, ex jugador de Vélez, clubes de España y campeón mundial 1979 - Fuente: https://www.pagina12.com.ar/699303-milei-el-sherpa-muerto-y-si-la-policia-corta-no-cobra   - Imagen: La congestión de alpinistas para hacer cumbre en las montañas más altas del mundo. Foto: AFP

 

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