En pie de guerra contra los españoles
Colombia: Protesta contra la construcción de una represa de Endesa.
Es como si regresaran los conquistadores con sus espejitos para engañar a los aborígenes. Y no están dispuestos a dejarles que se lleven por delante a sus pueblos. Por eso en Gigante y otras poblaciones vecinas, están en pie de guerra contra los españoles de Endesa, empresa que construirá El Quimbo, importante represa sobre el río Magdalena, uno de los más caudalosos del planeta. "La resistencia comenzó desde el principio, pero el gobierno nacional, entonces de Álvaro Uribe, lo apoyó siempre como ahora hace Santos", le indica a este diario Misael Martínez, combatiente activo y gerente de la emisora local Panorama Estéreo, la más escuchada en Gigante, un pueblo agrícola, ganadero y pescador del sur del Huila, en el centro del país. "Vienen con la palabra desarrollo como antes llegaban con espejitos para engañarnos, es lamentable".
Aunque le gustaría que echaran para atrás el proyecto, que en Casa Nariño consideran imprescindible para garantizar la generación de energía, es consciente de que resulta imposible a estas alturas. A su juicio, sólo pueden forzar a Emgesa –nombre de la compañía creada por Endesa y la Empresa de Energía de Bogotá- a cumplir sus compromisos sociales y medioambientales.
De las 8.000 hectáreas que inundará el embalse, más de 3.000 pertenecen a Gigante. "Son las mejores tierras, al estar junto al río, cuentan con el recurso hídrico asegurado", explica Martínez. En ellas cultivan, entre otros productos, tabaco, arroz, cacao, además de existir piscifactorías y buena pesca en el río. Pero todo quedará bajo las aguas y cada cual tendrá que buscarse el sustento lejos de lo que fue su hogar durante varias generaciones.
Para paliar los perjuicios que causará el traslado de varios caseríos, Emgesa entregará cinco hectáreas por familia, una cantidad de dinero que oscila entre los 25 y 45 millones de pesos (10.000 y 20.000 euros), levantará los poblados en otros parajes cercanos y financiará cursos de capacitación laboral de seis meses para labriegos y pescadores.
El problema no es sólo que a muchos no les seduce la idea de abandonar sus tierras, sino que un número indeterminado de afectados de toda índole asegura que se quedaron fuera del reparto porque no les incluyeron en el censo. Por ese motivo han protagonizado violentos disturbios y amenazan con nuevas manifestaciones hasta lograr sus propósitos.
"Hemos hablado con la gente para que luchen por sus derechos de manera pacífica", afirma Luz Alejandra Forero, Personera municipal de Gigante (una suerte de Defensora del Pueblo), oficina a la que llegan las denuncias de los descontentos. "Es cierto que entre quienes quedaron al margen hay oportunistas, pero también otros verdaderos. No se censaron por desconfianza o ignorancia, pero viven en la zona que será inundada", afirma.
Imparable
Entre los líderes de las protestas figuran desde la ONG Asoquimbo, hasta el activista Miller Dussán, ligado al socialista Polo Democrático, pasando por el senador conservador, Hernán Andrade, que tiene un fuerte caudal electoral en la zona. "Ha habido abusos de la multinacional española", asegura el político. "Los afectados tienen que acudir a los tribunales con acciones populares. El Quimbo no es un negocio bueno para el departamento, a lo mejor lo es para la nación, que necesita energía, pero no para nosotros", agrega.
La reivindicación inmediata de los habitantes de una zona considerada una de las principales despensas agrícolas, aparte de detener las obras, que comenzaron con el desvío del río, es la realización de un nuevo censo de afectados.
"A mí me perjudicaron porque hacía viajes a las veredas llevando remesas y ya no sale nada", señala un taxista de Gigante que espera que Emgesa le compense. Pero no todos ven el panorama en blanco y negro. Nelson Santander, Director Territorial Centro de la CAM (el organismo regulador del Medio Ambiente del Huila) no cree que el impacto de la represa, obra que costará 837 millones de dólares, sea tan negativo. "La gente venía talando de forma indiscriminada para sus cultivos. Al ritmo que iban, en diez años estaría deforestado todo. De las 8.500 hectáreas que ocupará la represa, tres mil son bosque. En compensación, Emgesa va a reforestar 18.000 en terrenos propios".
Esta semana hay convocadas nuevas marchas frente al recinto donde iniciaron los trabajos, pero el gobierno ya ha declarado que nada detendrá El Quimbo.