El pueblo Yanacona declara libre del expolio al Macizo Colombiano
Un pueblo con un pasado que lo hace fuerte y plan de vida ara el presente y el futuro que lo hace vivo. Los Yanacona acaban de reunirse para reafirmarse en su trabajo y han dejado claro que su territorio, en el Macizo Colombiano ha cerrado las puertas al expolio.
“Más de 72 millones de muertos desde el primer pasó de la otra cultura en nuestro continente y no ha cesado la horrible noche; aun así las naciones originarias sembramos día tras día la esperanza sobre el despertar"
Los Yanacona saben cuántos son y quiénes son. Se trata de 45.612 seres humanos, agrupados en 9.112 familias. Habitan el Macizo Colombiano y se les puede encontrar el 31 comunidades que pertenecen a 19 municipios. Tienen una historia poderosa como parte del Chinchaysuyu, los territorios del norte del Tawantin Suyo, la civilización inkaica que influyó buena parte de la América del Pacífico en los siglos XV y XVI.
Hoy, los Yanacona se declaran orgullosos de ese pasado y reivindican el valor de su cosmogonía (Yanakuna, “el sentir, pensar, actuar, la resignificación de conceptos y la reinvención del tiempo, como Pueblo Yanacona, que son su contribución al mundo, cuyo punto de partida es la razón y la lógica desde el territorio, la espiritualidad, la reciprocidad, y la integralidad”.
En una Declaración hecha pública tras la reunión de las autoridades Yanacona este 21 de enero, los Yanacona declaran “el Macizo Colombiano, como Territorio indígena ancestral inalienable, imprescriptible, inembargable, espiritual y sagrado, libre de toda amenaza por parte de los proyectos mineros energéticos, de explotación forestal y de la mercantilización del agua y la biodiversidad por parte de intereses privados y de multinacionales”.
Un posicionamiento claro que ayudará al debate de los pueblos indígenas de Colombia que entre el 5 y el 7 de febrero van a celebrar su Cumbre Ideológica y Política en el Resguardo Escobar Arriba del municipio de Sampues departamento de Sucre, territorio del pueblo indígena Senu.
Un largo camino
“Hemos trasegado por caminos de violencia, conflictos y muerte, hemos ido construyendo caminos dándole vida a la palabra y reconstituyendo nuestros Territorios indígenas desde antes de los estados modernos, nos fuimos dando gobiernos, deslindando territorios físicos y culturales y armonizando con los ríos, con la selva, con la montaña, con el cielo y el mar”. Los Yanacona hacen memoria en esta declaración y le recuerdan al estado-nación occidental que antes del antes ya estaban tejiendo un universo propio. “Le dimos nombre a las cosas; fuimos redescubriendo un saber sobre nuestro mundo y el mundo, una manera de ver y organizar las practicas de vida, de la palabra de nuestros abuelos fueron brotando los caminos nuevos, el camino de la siembra y los caminos tortuosos, el calendario de siembra y el del ayuno donde la vida fue teniendo sentido”.
Unos principios regidos por la “ley de origen” que los orienta y les indica: “somos tierra, agua, fuego y viento, cuando muere una laguna, un frailejón, un árbol, un animal; muere parte de nosotros, por esto decidimos no seguir muriendo”.
La decisión es contundente y se ancla al territorio, a ese Macizo Colombiano que es la estrella hídrica más importante del país suramericano. Ocupa espacio de tres departamentos occidentales: Cauca, Nariño y Huila y es un gra reservorio de agua ya que allí nacen los ríos Patía (Pacífico), el Cauca y el Magdalena (Caribe), y el Putumayo y el Caquetá (cuena amazónica).
Y son los Yanacona los que se declaran “guardianes espirituales y dueños originarios del Macizo Andino Colombiano”. Por eso exigen “el respeto al ejercicio de autonomía y a la participación real en la toma de decisiones” que les afecta. “Mucho más ahora que no son solamente las amenazas del capitalismo y el mercado lo que nos preocupa, sino también las amenazas de las políticas nacionales e internacionales como los acuerdos binacionales y supranacionales, diseñados y permeados por los interés privados de multinacionales, las políticas financieras auspiciadas por el FMI, BM, BID, las que se han puesto en marcha y convertirá nuestros territorios en recursos de oferta y demanda y como consecuencia en propiedad privada”.
Ante las amenazas del “mundo civilizado moderno, que continúa con el despojo, el desplazamiento, la colonización, la asimilación provocando el desequilibrio territorial, físico y culturalmente colocando en riesgo la madre tierra”, los Yanacona ponen encima de la mesa su autonomía político-territorial como salvaguarda para el Macizo y para los imprescindibles tesoros naturales que guarda.
Anuncian, en esa línea, que seguirán adelante con la conformación de la llamada Región “Centro Piloto de Administración y Gestión Ambiental propias Pueblo Yanacona”, que es parte de su Plan de Vida, el que gestiona el territorio y sus usos, y piden “la declaratoria de emergencia social, cultural, ambiental y económica en el Territorio Yanacona – Macizo Andino Amazónico Colombiano y la indemnización debido a los impactos sociales y ambientales causados por la desatención del Estado Colombiano”.
“Más de 72 millones de muertos desde el primer pasó de la otra cultura en nuestro continente y no ha cesado la horrible noche; aun así las naciones originarias sembramos día tras día la esperanza sobre el despertar"
Los Yanacona saben cuántos son y quiénes son. Se trata de 45.612 seres humanos, agrupados en 9.112 familias. Habitan el Macizo Colombiano y se les puede encontrar el 31 comunidades que pertenecen a 19 municipios. Tienen una historia poderosa como parte del Chinchaysuyu, los territorios del norte del Tawantin Suyo, la civilización inkaica que influyó buena parte de la América del Pacífico en los siglos XV y XVI.
Hoy, los Yanacona se declaran orgullosos de ese pasado y reivindican el valor de su cosmogonía (Yanakuna, “el sentir, pensar, actuar, la resignificación de conceptos y la reinvención del tiempo, como Pueblo Yanacona, que son su contribución al mundo, cuyo punto de partida es la razón y la lógica desde el territorio, la espiritualidad, la reciprocidad, y la integralidad”.
En una Declaración hecha pública tras la reunión de las autoridades Yanacona este 21 de enero, los Yanacona declaran “el Macizo Colombiano, como Territorio indígena ancestral inalienable, imprescriptible, inembargable, espiritual y sagrado, libre de toda amenaza por parte de los proyectos mineros energéticos, de explotación forestal y de la mercantilización del agua y la biodiversidad por parte de intereses privados y de multinacionales”.
Un posicionamiento claro que ayudará al debate de los pueblos indígenas de Colombia que entre el 5 y el 7 de febrero van a celebrar su Cumbre Ideológica y Política en el Resguardo Escobar Arriba del municipio de Sampues departamento de Sucre, territorio del pueblo indígena Senu.
Un largo camino
“Hemos trasegado por caminos de violencia, conflictos y muerte, hemos ido construyendo caminos dándole vida a la palabra y reconstituyendo nuestros Territorios indígenas desde antes de los estados modernos, nos fuimos dando gobiernos, deslindando territorios físicos y culturales y armonizando con los ríos, con la selva, con la montaña, con el cielo y el mar”. Los Yanacona hacen memoria en esta declaración y le recuerdan al estado-nación occidental que antes del antes ya estaban tejiendo un universo propio. “Le dimos nombre a las cosas; fuimos redescubriendo un saber sobre nuestro mundo y el mundo, una manera de ver y organizar las practicas de vida, de la palabra de nuestros abuelos fueron brotando los caminos nuevos, el camino de la siembra y los caminos tortuosos, el calendario de siembra y el del ayuno donde la vida fue teniendo sentido”.
Unos principios regidos por la “ley de origen” que los orienta y les indica: “somos tierra, agua, fuego y viento, cuando muere una laguna, un frailejón, un árbol, un animal; muere parte de nosotros, por esto decidimos no seguir muriendo”.
La decisión es contundente y se ancla al territorio, a ese Macizo Colombiano que es la estrella hídrica más importante del país suramericano. Ocupa espacio de tres departamentos occidentales: Cauca, Nariño y Huila y es un gra reservorio de agua ya que allí nacen los ríos Patía (Pacífico), el Cauca y el Magdalena (Caribe), y el Putumayo y el Caquetá (cuena amazónica).
Y son los Yanacona los que se declaran “guardianes espirituales y dueños originarios del Macizo Andino Colombiano”. Por eso exigen “el respeto al ejercicio de autonomía y a la participación real en la toma de decisiones” que les afecta. “Mucho más ahora que no son solamente las amenazas del capitalismo y el mercado lo que nos preocupa, sino también las amenazas de las políticas nacionales e internacionales como los acuerdos binacionales y supranacionales, diseñados y permeados por los interés privados de multinacionales, las políticas financieras auspiciadas por el FMI, BM, BID, las que se han puesto en marcha y convertirá nuestros territorios en recursos de oferta y demanda y como consecuencia en propiedad privada”.
Ante las amenazas del “mundo civilizado moderno, que continúa con el despojo, el desplazamiento, la colonización, la asimilación provocando el desequilibrio territorial, físico y culturalmente colocando en riesgo la madre tierra”, los Yanacona ponen encima de la mesa su autonomía político-territorial como salvaguarda para el Macizo y para los imprescindibles tesoros naturales que guarda.
Anuncian, en esa línea, que seguirán adelante con la conformación de la llamada Región “Centro Piloto de Administración y Gestión Ambiental propias Pueblo Yanacona”, que es parte de su Plan de Vida, el que gestiona el territorio y sus usos, y piden “la declaratoria de emergencia social, cultural, ambiental y económica en el Territorio Yanacona – Macizo Andino Amazónico Colombiano y la indemnización debido a los impactos sociales y ambientales causados por la desatención del Estado Colombiano”.
Fuente: http://otramerica.com/