Baker, río sagrado




Peter Hartmann Director Codeff Aisén, Presidente Agrupación Aysén Reserva de Vida Coordinador Coalición Ciudadana por Aisén Reserva de Vida.

Una acuarela húmeda de principio de invierno, brumosa, de quietud, de tonos verdes y velos blancos más arriba, entre nubes las paredes nevadas y los glaciares. Silencio, solo a veces el chapotear del agua al hundir los remos y el intercambio de algunas frases de quienes ya formábamos parte del río. El chispear de la fogata y el mate de mano en mano. El aroma del ciprés sobre los que nos encontramos, de la tierra y bosques selváticos de las orillas buscando la luz sobre el espejo del agua. El frío del caudal fluyendo con nosotros y del aire fresco; el más puro del planeta. Todo un día navegando sobre una balsa de centenarios cipreses, hijos de los pantanos y turberas patagónicas, desde Lago Vargas hasta Caleta Tortel, donde llegaríamos al ocaso. El viaje más hermoso de mi viajada vida, experiencia única e inolvidable, bajando el gran Baker en junio de 1982 con los amigos “Lalo” Sandoval, Ramón Cruces y Raúl Arratia. Viaje en el que mis compañeros recordaban y cantan tragedias en “Punta Timón”, en “Los Remolinos Grandes”… y en que al chocar con un tronco Lalo comenta inmutable: “no saca nada con sujetarse, la balsa suele darse vuelta de campana”. Un memorable viaje por el río de afuera y aquel que llevamos dentro nuestro, en que comprendí que el Baker es sagrado.
Había conocido y llegado al Baker majestuoso solo cinco meses antes, al sobrevolarlo en un desvencijado y cargadísimo DC 3 y aterrizar en el aeródromo – portaviones fluvial – de Caleta Tortel, poblado maderero ubicado en el delta del río mas caudaloso de Chile, habitado en aquel entonces por unos doscientos “pobladores” y “continentales”. Aparte del avión a Coyhaique, el aislamiento era roto cada cuatro meses por la barcaza de la Armada proveniente de Punta Arenas y...la radio. Y claro, también con un viaje por el río y luego a caballo por estrechos senderos, que podía tomar una semana a Cochrane, el poblado vecino más cercano. Tal como lo hacían los pioneros para abastecerse en Argentina, a mas semanas de distancia aun, antes de la existencia del “Puesto de Vigías y Señales” de Tortel fundado recién en 1955.
Estaba ahí para realizar mi “practica profesional” y titularme como arquitecto, con la tarea de diseñar un nuevo poblado terminal de la “Carretera Austral” hacia el cual la dictadura pretendía “trasladar” Caleta Tortel por “ser artificial”. Como si el encuentro del mayor río del país con los fiordos y canales marinos que cortan en dos a los Campos de Hielo Patagónicos, fuese un lugar cualquiera. Una desembocadura donde hubo asentamiento desde comienzos de ese siglo y un misterioso cementerio, vestigio trágico de 1906. Sin lugar a dudas parte de la ignorancia nacional, de un país en cuyas escuelas solo unos años atrás aun se enseñaba que el Bio Bio era el mayor río del país.
Y de historia y sus proezas, de aquellos años en que subían remando el río o llegaron del mismo modo al Golfo de Penas, tuve la suerte de conversar con los pioneros de Tortel y la colonización del Baker, don Reynaldo Sandoval C. y don Jorge Chodil, otra experiencia inolvidable.
Y también fue durante esa estadía en la Región de Aysén que  conocí de los estudios de la aun estatal Endesa, además de otros japoneses, para represar los valles y ríos Baker y Pascua.
En 1984, de vuelta en la Patagonia Occidental de la que me había enamorado, no por casualidad, mi primer trabajo como arquitecto del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Aysén, fue rehacer el Plano de Loteo del pequeño poblado de Puerto Bertrand, lugar donde en un rápido nace el Baker. Aquí, el río lleva un profundo caudal azul turquesa, el agua mas pura del planeta, que desagua el segundo lago en tamaño de Ibero-America, bordeado por bosques centenarios de coigüe y lenga y hoy en día una decena o mas de lodges.
En los años siguientes, logre sumarme a dos viajes en bote inflable por el Baker desde las cercanías de Cochrane. El reencuentro con el río, ahora en su tramo medio, fue grato y novedoso, al observar como a su largo va cambiando el color del agua con cada afluente, desde el azul lacustre, al verde lechoso de tanto aporte de glaciar. También de sentir la burbujeante blancura cristalina del potente Saltón e innumerables rápidos. Y de como va cambiando el paisaje, al pasar por biomas de bosque caduco, estepa, selva siempreverde, valles desplayados, cañadones, la cordillera, hasta su delta embancado de más de tres kilómetros de ancho. Y vale además  recordar la compañía viajera de caiquenes, bandurrias, garzas, patos, cisnes… y hasta huemules, sobre y en el agua o mirándonos desde las orillas. Así es como en realidad hay varios ríos Baker, muy distintos entre si, lo cual es otra de sus admirables peculiaridades.
Ya en el 2000, con el camino en construcción acercándose a Tortel, y ahora trabajando para una ONG ambiental por un Aisén Reserva de Vida, realizamos un proyecto preventivo a las amenazas (entre otras, proyectos de represas) que este podía traer consigo a este poblado, cuyas “calles” están constituidas por fragantes pasarelas de ciprés.  Y además, de preparación para asumir un emergente rol turístico. En esa ocasión también logramos que Caleta Tortel y la “Isla de los Muertos” fueran declaradas Monumento Nacional.
Solo unos años más tarde, Endesa, ahora en manos españolas, tras su privatizador saqueo y venta en el “negociado del siglo”, anuncia un megaproyecto para construir represas en El Baker y Pascua. La electricidad obtenida sería transmitida por una línea de tensión continua de más de 2 mil kilómetros hacia Santiago, para abastecer la demanda de nuevas mineras multinacionales de más al norte. Más adelante, Endesa se asocia con Colbún en el proyecto HidroAysén e ingresa en el 2008 su estudio de evaluación de impactos ambientales, que es aprobado contra la voluntad de 74 % de los chilenos en mayo de 2011. Una oposición inédita y en buena parte producto de la épica campaña Patagonia sin Represas a la que habíamos dado comienzo desde Aisén en el 2005. ¡Quien conoce y ama un río, también sabrá cuidarlo y defenderlo! Y al año siguiente, el 14 de marzo, Día de Acción por los Ríos, ya estábamos realizando la 1ª Manifestación por los Ríos y Comunidades y sus Aguas, Libres y Vivos en el salto confluencia Baker-Nef, otro de los lugares míticos y más hermosos del río sagrado.
Imagenes: internationalrivers.org - Peter Hartmann - Fuente: El Divisadero. Publicado en el Boletin de Ecosistemas.cl

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