Laberinto Mediático

Vivimos “emplazados”: habitamos un espacio físico con una dimensión social (plaza), y lo transitamos en un tiempo dado (plazo). En nuestro emplazamiento actual las dimensiones físicas y mediáticas están irresolublemente entrelazadas. Una de sus manifestaciones más ubicuas se da en las reuniones de amigos, en las que los teléfonos móviles distraen de la conversación conjunta o la orientan mediante contenidos humorísticos o (des) informativos.

María Lamuedra Graván

Diferentes metáforas han servido para conceptualizar el espacio mediático. La más habitual es precisamente la plaza, a la que alude el concepto de Esfera Pública: donde los ciudadanos debatimos sobre los asuntos de relevancia pública. Así se construye la opinión pública a la que los representantes institucionales se deben adecuar para representar democráticamente la voluntad de sus representados. Esta es la teoría.
El qué, el cómo y el quién son fundamentales en la Esfera Pública. Es decir, importa la relevancia y calidad del debate público. Y además, a qué interlocutores se considera dignos de ser escuchados, y, por tanto, de ocupar un espacio legítimo en la sociedad.
Las series de ficción, la telerealidad o las propias noticias representan a los ciudadanos en general, y a las diferentes identidades sociales generadas en torno a la edad, el sexo, los ingresos, el capital cultural, la orientación sexual o ideológica, o la procedencia. Cada una de estas representaciones les asignan tácitamente un valor, que si es positivo activa un proceso de reconocimiento y legitimación. En cambio, las representaciones negativas acarrean procesos de invisibilización, silenciamiento o incluso estigmatización de los diferentes grupos sociales.
Frente a la plaza, las burbujas en el laberinto
En este contexto aparece la conceptualización de espacio mediático como un laberinto en el que al adentramos limitamos nuestra perspectiva espacial. Esta metáfora es compatible con la de las “burbujas de las redes sociales”, es decir, las comunidades virtuales generadas por algún tipo de afinidad, que establecen sus “nichos” de reunión en algún rincón laberíntico de la red.
Dentro del espacio mediático creado, sus participantes parecen no recordar que están en un nicho y tienden a creer que su visión del mundo es compartida por toda la plaza. A este fenómeno también se le conoce como “cámara de eco”.
En un régimen de posverdad, el debate público se embarra por las constantes olas de desinformación, que no solo tergiversan el qué, sino también el cómo y el quién, es decir, están relacionadas con la invisibilización y estigmatización de identidades sociales.
La formación de la opinión pública se desarrolla hoy en este espacio laberíntico, sin posibilidad de debate racional en una plaza compartida.

María Lamuedra Graván: Profesora de Teoría del Periodismo en la Universidad de Sevilla
Diccionario de la Posverdad
El “Diccionario de la Posverdad” es fruto de la colaboración entre El Salto Andalucía y el proyecto de investigación “Posverdad a debate”, adscrito a la Cátedra G.W. Leibniz de la Universidad de Granada.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/diccionario-posverdad/espacio-mediatico  - Imagen de portada: Espacio Mediático JAIME CINCA

 

Entradas populares de este blog

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Sobre transgénicos, semillas y cultivos en Latino América

Antártida: qué países reclaman su soberanía y por qué