¿Llegará el capitalismo a devorar el Foro Social Mundial??





Por Olivier Bonfond y Éric Toussaint

Es perfectamente posible que el FSM sea absorbido progresivamente por el sistema capitalista. No habría nada de asombroso en ello. El capitalismo no tiene ya nada que probar en cuanto a su capacidad para adaptarse y absorber las dinámicas creadas en un principio para luchar contra él. El FSM, al igual que las ONG, movimientos sociales e individuos que lo componen, no están a salvo del peligro. Sin embargo, como red radical, el CADTM piensa que el FSM puede aún desempeñar un papel positivo como lugar de discusión sobre pistas alternativas para garantizar un auténtico desarrollo humano, basado en la justicia social y el respeto a la naturaleza.


Olivier Bonfond, Éric Toussaint Entrevistados por Marga Tojo Gonzales
Entre el 21 de enero y el 2 de febrero de 2010, Eric Toussaint y Olivier Bonfond, militantes altermundialistas, miembros del Consejo Internacional del FSM, de la asamblea mundial de los movimientos sociales y de la red internacional CADTM (Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo www.cadtm.org ), participaron en distintas reuniones y actividades internacionales en Brasil: seminario internacional de movimientos sociales (realizado en São Paulo entre el 21 y el 23 de enero), campo internacional de la juventud en Novo Hamburgo, seminario internacional titulado “10 años después: retos y propuestas para otro mundo posible”, organizado en Porto Alegre del 25 al 29 de enero de 2010 por el “Grupo de reflexión y de apoyo al proceso del FSM”, compuesto por varias organizaciones brasileñas, en particular, IBASE, Ethos y el Instituto Paulo Freire, así como en la asamblea de los movimientos sociales (Porto Alegre, el 29 de enero). A pesar de realizar un análisis muy crítico, Eric Toussaint y Olivier Bonfond piensan que el Foro Social Mundial puede aún desempeñar un papel positivo, pero con ciertas condiciones.
Marga Tojo Gonzales: Diez años después del nacimiento del lema “otro mundo es posible”, la mayoría de la población del planeta vive todavía en condiciones infrahumanas y la crisis financiera internacional deterioró aún más la situación. ¿Fracasaron los altermundialistas?
Olivier Bonfond: Cuando la cuestión se plantea de esta forma, hay que reconocer que el Foro Social Mundial y el movimiento altermundialista en general no consiguieron realmente cambiar el curso de las cosas. En el fundamento de estos grandes acontecimientos que son los foros mundiales, estaba el objetivo de convertir la sociedad en un lugar donde hubiese más justicia social, menos desigualdades, y donde todos los ciudadanos tuviesen satisfechos sus derechos humanos fundamentales. Pero en realidad hay que plantear la cuestión de otro modo. Se trata de determinar si el FSM y el movimiento altermundialista desempeñaron un papel positivo en la construcción de una relación de fuerzas favorable a los explotados y oprimidos del planeta. Entonces la evaluación es más bien positiva. Pero el FSM no tiene nada de milagroso y sigue siendo un proceso en movimiento, con sus debilidades y contradicciones. También es muy “joven”: el FSM sólo tiene 10 años y el movimiento altermundialista apenas alguno más, lo que es muy poco si lo comparamos con las fuerzas a las que se enfrentan, es decir, las de una oligarquía capitalista internacional y las de las sociedades transnacionales, al servicio de las cuales actúan potentes instrumentos, tales como el Banco Mundial, el FMI, la OMC, la OTAN…
M.T.G.: En su opinión, después de 10 años de Foros, ¿cuál es el principal logro de este movimiento?
Eric Toussaint: El FSM desempeñó un papel muy importante en dos niveles. En primer lugar, en la deslegitimación del neoliberalismo como único modelo posible para la humanidad. Claro está que no se ha terminado la “batalla de las ideas” y la lógica de fatalidad está aún muy presente en muchas mentes, pero el movimiento altermundialista pudo demostrar y hacer visible la necesidad y la posibilidad de una alternativa mundial. Demostró la futilidad de algunas afirmaciones de moda como, por ejemplo, la expresión “el final de la historia” de Fukuyama o la “TINA” (There Is No Alternative) de Margaret Thatcher.
El otro logro muy importante del FSM es haber permitido, por una parte, la construcción y el refuerzo de redes internacionales, y, por otra, la conexión entre estas diversas redes. En el marco de la lucha contra el capitalismo mundializado, este aspecto es fundamental. En efecto, ante estrategias y relaciones de fuerzas que llevan al aislamiento y/o a la competencia entre países y pueblos, es fundamental sobrepasar el marco nacional y proponer alternativas globales, construyendo vínculos de solidaridad y también, sobre todo, coordinando estrategias de acción y movilizaciones internacionales. En los primeros años del foro, es innegable que había una dinámica interesante entre los foros, los movimientos sociales, las distintas campañas internacionales sobre temas tales como la deuda, la OMC, el militarismo, la ecología, la feminismo… y la organización de grandes movilizaciones con motivo de reuniones del BM, el FMI, la OMC, el G8, la OTAN, o como la potente movilización mundial de febrero de 2003 contra los preparativos de la invasión de Irak.
M.T.G.: ¿Esto ya no sucede ahora? ¿Son ustedes de los que piensan que el Foro Social Mundial pierde aliento?
O.B. Es innegable que el Foro perdió vitalidad, utilidad y también legitimidad (sobre todo a partir del FSM organizado en Nairobi en enero de 2007P |1|). Las causas son múltiples: la institucionalización del FSM, el refuerzo de la influencia de grandes ONG que disponen de importantes medios financieros, el gusto de una parte de las delegaciones y dirigentes del FSM por los hoteles de cuatro o cinco estrellas, la incapacidad de “fusionar realmente” las actividades durante los foros mundiales (más de 1.500 actividades en cinco días en el último FSM de Belem), la búsqueda de fondos en grandes empresas privadas o mixtas (Petrobras, la gran sociedad petrolera brasileña, cuyo capital es privado en un 61 %; la Fundación Ford; la multinacional CELTEL en África…).
La evolución política de los últimos años también pesó mucho. Es necesario recordar que los dos principales países en los que el Foro se afianzó al principio, Brasil |2| e Italia, experimentaron a partir de 2003 dos experiencias gubernamentales que influyeron de modo acusado sobre el curso del Foro Social Mundial: la experiencia de la presidencia de Lula en Brasil y la del gobierno Prodi |3| en Italia. Importantes fuerzas que eran la base de la creación del Foro Social Mundial sostuvieron o sostienen aún a estos Gobiernos, que aplicaron (o aplican aún) políticas social-liberales, o sencillamente neoliberales.
También hay que decir que el FSM y el movimiento alter no lograron “victorias” en el nivel mundial. Afortunadamente, sobre el continente latinoamericano, la lucha contra el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, dirigido desde Washington), que triunfó en 2005, ayuda a mantener en parte su reputación. Pero si se aborda la escena mundial, mientras que el capitalismo atraviesa una crisis de enorme amplitud, ni siquiera se ha aplicado un impuesto a las transacciones financieras con el fin de combatir la especulación. Las aventuras bélicas imperialistas prosiguen. Los golpistas hondureños están todavía en el poder.
Copenhague fue un fracaso obvio. El hecho de que, en el nivel internacional, el movimiento no haya conseguido aún una victoria produce desaliento entre los que esperaban resultados tangibles más rápidos. En este nivel, se puede decir que el FSM se ahoga, en el sentido de que carece de aire o de combustible para lograr que el engranaje se mueva a más velocidad.
E.T. Hay que añadir que la mayoría de la dirección del FSM se negó a evolucionar hacia un movimiento con voluntad de convocar movilizaciones sobre una plataforma común. Y si no hay voluntad de movilizar en el nivel internacional, si no hay voluntad de marcar objetivos comunes, es difícil progresar. Inevitablemente, el FSM se asemeja cada vez más a un enorme mercado de ideas (y de propuestas) que no desembocan en un combate común para conseguir ciertos objetivos. Ahora bien, necesitamos un instrumento internacional para determinar cuales son las prioridades, las pretensiones y los objetivos que queremos alcanzar, un calendario común de acciones, una estrategia común. Si el Foro no lo permite, será necesario construir otro instrumento, aunque sin eliminar o abandonar el Foro. Pienso que tiene su razón de ser. Pero puesto que un sector del FSM no quiere que éste se transforme en instrumento de movilización, es mejor construir otro instrumento con las organizaciones y los individuos que estén convencidos de que esto es necesario. Eso no impediría seguir interviniendo activamente en el Foro. Digo esto para evitar una escisión, un debate sin fin que paraliza más que ayuda.
M.T.G. ¿A qué nuevo instrumento se refiere?
E.T. : Existe una propuesta que, la verdad, tuvo relativamente poca repercusión. Se trata del llamamiento que Hugo Chávez hizo a finales de noviembre de 2009 para la creación de una Quinta Internacional, que reuniría movimientos sociales y partidos de izquierda. |4| Pienso que es, en principio, muy interesante. Podría ser una perspectiva válida si hay una reflexión, un diálogo entre partidos y movimientos sociales: una Quinta Internacional como instrumento de convergencia para la acción y para la elaboración de un modelo alternativo. |5| Pero, a mi modo de ver, no constituiría una organización como las Internacionales que han existido —o aún existen, puesto que la Cuarta Internacional existe todavía—, organizaciones de partidos con un nivel de centralización bastante elevado. Pienso que la Quinta Internacional no debería tener un alto nivel de centralización y no debería implicar una autodisolución de las redes internacionales o de una organización como la Cuarta Internacional. Éstos podrían adherirse a la Quinta Internacional, guardando sus características esenciales, pero tal adhesión demostraría que todas las redes o grandes movimientos tienen la voluntad de ir más allá de los frentes específicos, como las coaliciones sobre el clima y la justicia social, la soberanía alimentaria, la deuda… Tenemos banderas comunes entre muchas redes y esto es positivo. Pero si fuese posible llegar a un frente permanente, sería mejor. Al emplear esta expresión, ya estoy dando un elemento de definición.
Para mí, la Quinta Internacional sería, en la situación actual, un frente permanente de partidos, movimientos sociales y redes internacionales. El término “frente” implica claramente que cada uno guardaría su identidad pero daría la prioridad a lo que une para lograr objetivos comunes y avanzar en la lucha. Los últimos meses de 2009 y principios de 2010 demostraron nuevamente la necesidad de aumentar la capacidad de acción colectiva, ya que la movilización contra el golpe de Estado de Honduras fue completamente insuficiente. Es preocupante, porque, como Estados Unidos apoyan el golpe de Estado legitimando las elecciones que siguieron, |6| las fuerzas golpistas del mundo entero consideran que esta es, de nuevo, una opción razonable. En Paraguay, por ejemplo, el debate entre los golpistas vuelve sobre el “cuándo” y el “cómo”. Están convencidos de que es necesario un golpe de Estado a partir del Congreso Nacional contra el presidente Fernando Lugo. Eso demuestra que la movilización con respecto a Honduras fue insuficiente. Fue el caso también de Copenhague y, ahora, de Haití. La respuesta a la intervención de Estados Unidos en Haití es también netamente insuficiente.


MTG: ¿Qué piensan de la reciente evolución del FSM y más concretamente cómo analizan los foros de Porto Alegre y de Salvador de Bahía?
O.B.: El elemento más positivo de las actividades realizadas en Porto Alegre en enero de 2010 fue seguramente el lanzamiento de una campaña internacional contra la presencia de bases militares en el continente latinoamericano. Esta campaña, “América Latina y Caribe: una región de paz. ¡No a las bases militares extranjeras!”, conducida por una plataforma de organizaciones muy importantes |7|, muestra que el FSM, como espacio abierto, puede aún conseguir que se concreten ciertas campañas movilizadoras. Otro punto positivo: la actividad destinada a preparar la movilización para la “Conferencia mundial del pueblo sobre el cambio climático y la defensa de la Tierra Madre”, |8| que tendrá lugar en Cochabamba del 19 al 22 de abril de 2010, ha reunido muchas organizaciones.
Desgraciadamente, los elementos negativos no faltaron, ni en Porto Alegre, ni en Salvador de Bahía. Es necesario destacar en primer lugar la escasa presencia de movimientos sociales (en particular, de las organizaciones indígenas que habían influido positivamente sobre el FSM celebrado en Belem en enero de 2009), y en consecuencia los debates estuvieron dominados por grandes ONG, que no pretenden en absoluto cuestionar la lógica profunda del sistema capitalista. Además, aunque no es nuevo, la organización de estos dos foros fue financiada por transnacionales como Petrobras. Ésta es una empresa mixta que explota el petróleo y el gas, en particular, en Bolivia, Ecuador y Brasil, causando graves daños ambientales. Si recordamos el artículo 4 de la Carta de principios de Porto Alegre: “Las alternativas propuestas al Foro Social Mundial se oponen a un proceso de universalización capitalista encargado por las grandes empresas multinacionales y los Gobiernos e instituciones internacionales al servicio de sus intereses”, |9| comprenderemos inmediatamente dónde está el problema. Sobre todo teniendo en cuenta que estos foros se caracterizaron por una impresionante presencia del Gobierno Lula, tanto en el apoyo financiero, lo que no es nuevo tampoco, como en la programación en las distintas actividades. En todas las actividades a las que asistí, había en la mesa un representante del gobierno brasileño con un discurso en el que se hacía siempre un balance positivo del Gobierno Lula. En esto hay un verdadero peligro, que un foro social se convierta en una herramienta de legitimación de un Gobierno que aplica una política social liberal.
MTG: Precisamente, con relación a esta cuestión de la naturaleza del gobierno brasileño, algunos medios de comunicación se hicieron eco de una fuerte polémica entre ustedes. Eric Toussaint y Socorro Gómez, representante de Cebrapaz y miembro del PcdoB, declararon que Brasil era un imperialismo periférico en el curso de un debate sobre el nuevo orden mundial. Alguien en la sala, miembro también del PCdoB, los acusó de seguir el juego al imperialismo americano. ¿Qué tiene que decir al respecto?
E.T. : Brasil ocupa un lugar singular: con una economía nacional que representa por sí sola la mitad del producto interior bruto de Sudamérica, puede considerarse como una potencia imperialista periférica, capaz de determinar una línea política independiente de Washington. Se puede aplicar el término imperialismo a un país como Brasil por varias razones: sus empresas transnacionales (Petrobras, Vale Rio Doce, Odebrecht |10|) realizan importantes inversiones en el extranjero hasta el punto de tener un peso económico considerable e influir sobre las decisiones políticas de gobiernos extranjeros (es el caso de Paraguay, Bolivia, Ecuador, aunque las autoridades de estos países intentan recuperar la soberanía sobre su economía, lo que implica tensiones con Brasilia); sus empresas explotan al máximo los recursos y a los trabajadores de los países donde invierten; el gobierno de Brasilia pone su política exterior totalmente al servicio de los intereses de las transnacionales brasileñas; Brasil intenta progresivamente dotarse de fuerzas militares capaces de intervenir fuera de las fronteras de manera permanente (dirige el Minustah en Haití |11|).
Conviene añadir el calificativo periférico al sustantivo imperialismo en la medida en que Brasil no constituye un imperialismo dominante, comparable a Estados Unidos, a los principales países de la Unión Europea (o a la Unión Europea como tal) o Japón. Brasil debe ubicarse en la misma categoría que China, Rusia y la India, con los que integra los BRIC’s (Brasil, Rusia, India, China), esa categoría inventada hace una quincena de años para designar las principales potencias periféricas capaces de ejercer un peso político y una influencia económica que las potencias económicas dominantes deben tener en cuenta. Es necesario precisar que Brasil ocupa en este cuarteto el último lugar por su tamaño económico, y por el hecho de que no dispone de armas nucleares. En este sentido, se puede aproximar a Sudáfrica. Brasil y Estados Unidos tienen intereses divergentes en varios aspectos: los intereses económicos de la burguesía brasileña en materia agrícola e industrial no pueden satisfacerse con el proteccionismo de Estados Unidos.
En este mismo sentido, la reactivación de la IV flota |12| y la utilización de bases militares colombianas molestan a Brasilia, que interpreta estas acciones como una voluntad renovada de control por parte de Washington sobre Sudamérica y en particular sobre la zona estratégica de la Amazonia. El reciente despliegue de más de 15.000 soldados estadounidenses en Haití, donde Brasil dirige el Minustah, una fuerza de la ONU, irrita también al gobierno brasileño. Por otra parte, otra fuente de fricción entre Washington y Brasilia son las buenas relaciones que Lula mantiene con Cuba y Venezuela, las dos principales pesadillas de Estados Unidos en el hemisferio occidental.
Conviene también precisar que la caracterización de imperialismo periférico no depende del partido político que está en el gobierno: importa poco que la derecha o la izquierda esté en el poder. El término imperialismo a algunos les parece exagerado, ya que se asocia con una política de agresiones militares. Pero se trata de una estrecha visión del término imperialismo. ¿El desarme de Alemania o Japón (y la pérdida de sus colonias por este último) después de la segunda Guerra Mundial hizo desaparecer el carácter imperialista de estas potencias?
El principal precursor en la utilización del término subimperialismo con respecto a Brasil es el economista brasileño Ruy Mauro Marini, |13| uno de los padres de la escuela de la dependencia. Decía lo siguiente: “Actualmente, podemos considerar a Brasil como la más pura expresión del subimperialismo.” Frente a los que se oponían a esta caracterización, Marini formuló argumentos que, hoy, han tomado más fuerza: “¿La política expansionista brasileña en Latinoamérica y África, además de la búsqueda de mercados, no corresponde acaso a un ejercicio de control de fuentes de materias primas —como los minerales y el gas de Bolivia, el petróleo de Ecuador y de las ex colonias portuguesas en África, el potencial hidroeléctrico de Paraguay— y, más aún, al cierre de las posibilidades de acceso a estos recursos a posibles competidores como Argentina? [...] La exportación de capitales brasileños, principalmente mediante el Estado (Petrobras, convertida en Brazilian Petroleum, lucha por entrar en el cartel internacional del petróleo, así como el constante desarrollo de préstamos públicos al exterior), y también de los capitales asociados a grupos financieros para explotar las riquezas de Paraguay, Bolivia y las colonias portuguesas de África, por dar algunos ejemplos, ¿no se presenta como un caso particular de exportación de capital en el marco de un país dependiente como Brasil?”.
Añadía además un argumento que se ha reforzado con el tiempo: “Sería bueno tener presente el proceso acelerado de monopolización (mediante la concentración y la centralización del capital) que ha tenido lugar en Brasil en estos últimos años, así como el extraordinario desarrollo del capital financiero, principalmente a partir de 1968.” Y finalmente, concluía afirmando que para la izquierda revolucionaria, es fundamental tomar conciencia del subimperialismo: “Para concluir este prefacio, sería necesario reiterar la importancia del estudio del subimperialismo para el desarrollo del movimiento revolucionario latinoamericano”.
En el debate que tuvo lugar en Porto Alegre sobre el nuevo orden mundial, expliqué que Estados Unidos era por supuesto la potencia imperialista dominante y más agresiva. No hay comparación con Brasil en este nivel. También critiqué duramente el imperialismo de la Unión Europea. Eso no impide que el propio Brasil sea una potencia imperialista, con las características de una potencia periférica. Prefiero el término “imperialismo periférico” a “subimperialismo” ya que, desde que Ruy Mauro Marini tomó conciencia del fenómeno, hace más de treinta años, Brasil ganó autonomía con relación a Estados Unidos. Durante la conferencia, fui criticado efectivamente por miembros del PCdoB |14|, partido que apoya la política de Lula.
En realidad, durante nuestra estancia en Brasil notamos una actitud claramente intolerante de los partidarios de Lula: no quieren aceptar críticas a su Gobierno. Debo señalar que entre los otros conferenciantes que tomaron la palabra durante este debate sobre el nuevo orden mundial, Patrick Bond, de Sudáfrica, apoyó claramente la caracterización de Brasil como imperialismo periférico. Explicó que Sudáfrica estaba en la misma situación que Brasil y que los BRIC’s no constituían en absoluto una alternativa.
M.T.G: Financiado por transnacionales deseosas de forjarse una imagen más “verde” o más humana, cortejado por las autoridades políticas que lo utilizan como una herramienta de campaña electoral, algunos piensan que el FSM ya ha sido asimilado completamente por el sistema y que ya no hay marcha atrás. ¿Cuál es su posición al respecto?
OB: Es perfectamente posible que el FSM sea absorbido progresivamente por el sistema capitalista. No habría nada de asombroso en ello. El capitalismo no tiene ya nada que probar en cuanto a su capacidad para adaptarse y absorber las dinámicas creadas en un principio para luchar contra él. El FSM, al igual que las ONG, movimientos sociales e individuos que lo componen, no están a salvo del peligro. Sin embargo, como red radical, el CADTM piensa que el FSM puede aún desempeñar un papel positivo como lugar de discusión sobre pistas alternativas para garantizar un auténtico desarrollo humano, basado en la justicia social y el respeto a la naturaleza. El FSM debe además reforzar las convergencias entre todos los movimientos que quieran pasar juntos a la acción. Estos movimientos aprovecharán las actividades del Foro para llegar a acuerdos. Por otra parte, el CADTM proseguirá su participación activa en la asamblea mundial de los movimientos sociales (AMS), que nació en enero de 2001 en Porto Alegre con ocasión del primer FSM.
M.T.G.: ¿Pueden recordarnos en pocas palabras en qué consiste esta Asamblea de los movimientos sociales? Por otra parte, justo antes del Foro de Porto Alegre, ustedes participaron en São Paulo en un seminario mundial de los movimientos sociales. ¿Cuál fue el resultado?
OB: La asamblea de los movimientos sociales (AMS) se desarrolló en el marco del Foro Social Mundial. Tiene como característica principal ser un espacio abierto que contempla la construcción de un orden del día común de movilizaciones. Está formada por un grupo variado de movimientos sociales y redes (Vía Campesina, Marcha mundial de las mujeres, CADTM, Jubileo Sur, No Vox, organizaciones sindicales, la Alianza Social Continental, COMPA, ATTAC, etc), que tienen objetivos regionales y nacionales específicos pero que quieren luchar conjuntamente contra el capitalismo en su fase neoliberal, imperialista y militar, contra el racismo y el patriarcado.
Entre el 21 y el 23 de enero de 2010, en São Paulo, distintos movimientos sociales que participan desde hace más o menos tiempo en la AMS, se reunieron en seminarios con el objetivo de hacer un balance de la nueva coyuntura internacional, pero también, y sobre todo, para ver cómo organizar las distintas fuerzas presentes y conseguir una mejor articulación de las mismas con el fin de reforzar las luchas a escala mundial. Los debates destacaron la gravedad y el carácter pluridimensional de la crisis sistémica que se impone actualmente, en particular por la militarización y por la criminalización de los movimientos sociales. En la estrategia de acción, la decisión más importante fue seguramente trabajar en la realización de un próximo seminario de la asamblea mundial de los movimientos sociales en África, varios meses antes del FSM 2011, que tendrá lugar en Dakar en enero de 2011. El objetivo es doble. En primer lugar, se tratará de reforzar la comunicación y la coordinación en el continente africano, manteniendo al mismo tiempo una perspectiva mundial, puesto que será efectivamente una reunión internacional con la presencia de movimientos sociales africanos, americanos, asiáticos y europeos. A continuación, se tratará de dinamizar la movilización para el próximo Foro Social Mundial, y de procurar que este Foro tenga un impacto concreto positivo para los movimientos sociales y las luchas africanas.

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Marzo 2010 - Olivier Bonfond, Éric Toussaint entrevistados por Marga Tojo Gonzales -Traducido por Marga Tojo Gonzales

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