Inglaterra: condenado a 30 años de cárcel un hombre que intentó sacar del país 14 huevos de halcón peregrino
Los aeropuertos son, sin duda, lugares curiosos. Basta con que preste uno atención y se dará cuenta de la frecuencia con la que se producen comportamientos extraños en la gente que pulula por ellos. Y si se presta mucha atención, igual descubre uno un crimen, tal y como le pasó a un empleado del aeropuerto internacional de Birmingham, en el Reino Unido, quien encontró sospechoso el ir y venir a las duchas del señor Jeffrey Lendrum, 48 años de edad, y lo sorprendió intentando esconder entre su ropa huevos de halcón peregrino.
Para tan particular actividad, el señor Lendrum eligió la sala VIP para la clase de negocios que la línea Emirates tiene en el aeropuerto. Allí, embutió 14 huevos dentro de calcetines y los adhirió a su cuerpo con cinta adhesiva para mantenerlos calientes. De acuerdo con The Guardian, los huevos valen 70 mil libras esterlinas y estaban destinados a ser vendidos en el mercado negro en Dubai, pues en los emiratos árabes la cetrería es un deporte nacional. Por el intento, afortunadamente fallido, Lendrum fue sentenciado a 30 meses de prisión. En su casa, revisada por la policía, se halló equipo para la recolección de huevos, incubadoras, sistemas GPS y walkie-talkies. En cuanto a los huevos, que fueron robados de un nido en una montaña de Rhondda en Gales del Sur, once eclosionaron exitosamente y los polluelos han sido liberados en el medio salvaje.
Los halcones peregrinos tienen el nivel de protección más alto posible que otorga la ley a una especie animal en el Reino Unido y este año el gobierno designó la persecución de aves de presa como uno de los seis crímenes prioritarios contra la vida salvaje. Hay sólo 1.400 parejas reproductivas en el país y existe una prohibición de importación de halcones salvajes.
Los funcionarios de la vida salvaje dicen que la caza de huevos de aves de presa es un crimen altamente organizado y en el que se puede hacer mucho dinero.
Vía | www.guardian.co.uk Fotografía | Georges Lignier