EL COSTO DEL DESARROLLO
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén
Durante el lanzamiento del excelente libro y documental "Aysén, Matices de una Identidad que Asoma", volvió a asomar el tema recurrente y fundamental de, desarrollo e identidad "tecnología y humanidad. Así, mientras la Intendenta nos discurseaba sobre que "e desarrollo tiene un costo",discurso parecido al que escuchamos un tiempo atrás al entonces alcalde de Coyhaique, Sandoval, sobre que una mayor criminalidad y violencia es consustancial al crecimiento y a una ciudad mas grande, yo recordaba la inscripción que algún artista (creo que fue Mario Toral) puso en el mural de la estación de Metro Universidad de Chile y que dice algo así como: "¿De que nos sirve todo el avance tecnológico, todos esos edificios, si no nos traen felicidad?. A lo que podríamos agregar ¿De que nos sirve el desarrollo si nos deja sin sustento ni alma ? Para ser precisos, cuando digo "no", me refiero a la humanidad de hoy y también a aquella del futuro y en específico a aquella de Aysén.
Para ser bien franco, el discurso ese del costo lo encuentro maquiavélico y cómodo. Es el discurso con que se suele justificar el desarrollo tradicional o mal desarrollo como lo denominaba Don Hernán Contreras Manfredi (qepd), el mismo que tiene al planeta y humanidad al borde del precipicio. Discurso que por lo demás ha servido para justificar de los crímenes mas atroces, entre ellos todo tipo de guerras (asesinato masivo). Y es cómodo, porque justificándose en la normalidad de lo anormal, no se requiere hacer mayor esfuerzo para evitar esos costos. De hecho, existen innumerables ciudades grandes con excelente calidad de vida y escasa criminalidad. En Alemania, por ejemplo, existe un ranking de calidad de vida de ciudades con encuesta a sus propios habitantes, y las ganadoras evidentemente son lugares poco famosos. ¿Se sabe de algún lugar que hace noticia por vivir la gente ahí feliz ?
Otra faceta del mismo discurso, es aquel de que la contaminación es consustancial a la existencia del ser humano, en lo que por cierto se desconoce la definición de lo que es contaminación (presencia en el ambiente de sustancias, elementos, energía o combinación de ellos, en concentraciones y permanencia superiores o inferiores, según corresponda, y que pueda constituir un riesgo a la salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la naturaleza o la conservación del patrimonio ambiental) y, que si el ser humano se comportase lo natural que es o utilizase su inteligencia para evitar contaminar, lo mas probable es que ni habría esa contaminación.
En cuanto al costo, con eso por cierto se entiende lo que los economistas llaman "externalidades negativa" y que usualmente debe asumir la comunidad o/y los trabajadores, mientras quien los ocasiona suele ser el principal beneficiado con las "externalidades positivas, si es que las hay o que usualmente son de corto plazo.
Es posible que no siempre los "ecostos" sean evitables, pero si ese costo la comunidad afectada, plenamente informada, esta de acuerdo en asumirlo, lo mas probable es que no lo sienta como tal. Pero también hay costos en cuya asunción se requiere de acuerdo de especialistas, como lo es, por ejemplo, el peligro de extinción de una especie. En resumen, todo esto es lo que después de mucho debate se ha traducido en la necesidad de que el desarrollo debe ser sustentable, o sea, ser el proceso de mejoramiento sostenido y equitativo de la calidad de vida de las personas, fundado en medidas apropiadas de conservación y protección del medio ambiente, de manera de no comprometer las expectativas de las generaciones futuras ni a otras sociedades.
Como lo decía también la Intendenta, es cuestión de "rescatar el respeto mutuo", eso es, el respeto entre nosotros, pero también el respeto de empresarios y autoridades hacia la comunidad y el respeto hacia nuestro medio ambiente sin cuyo bienestar nuestra sobrevivencia humana es imposible.