Pienso en Ucrania

Me interesa el final del sistema fosilista. Y considero que en esa agonía, un criterio básico en las políticas de todo tipo a nivel global y por parte de los grandes estados son los recursos. Por eso tengo en cuenta que Ucrania es el segundo estado con territorio más extenso de Europa, potencia mundial en recursos naturales, potencia productora agrícola y ganadera, pudiendo, con sus 40 millones de habitantes, dar de comer a 600 millones!!!!!!!!! También es potencia en producción industrial. El Estado ucraniano representa una de las principales economías del espacio postsoviético y alberga gran parte de la red de gasoductos rusos que suministran gas a Europa. Pero no me parece que esto sea el detonante.

Por Julia Itoiz

Ucrania y Rusia están unidas geográficamente, pero también histórica, cultural y míticamente. Esta red de encuentros a su vez conforma una diferencia. La unión, formar parte del devenir y la cultura de las tribus eslavas. La diferencia, su situación dentro del territorio europeo hizo que a pesar de esa base esencial eslava, fueran influidos por la colonización griega y posteriormente por la latina, en un proceso de asimilación que sobre todo, los convirtió en algo diferente al resto de tribus. En la Edad Media esa cultura eslava greco-latinizada conformada ya como estado medieval, siglo XII, hubo de luchar así mismo contra los ejércitos mongoles y eso no hizo más que incidir en su personalidad diferenciada. Aunque esto nos parezca un hecho lejano, desde Euskal Herria podemos entenderlo mejor, porque nuestra idiosincrasia, sistemas de pensamiento y por tanto formas de actuar en los ámbitos humanos, entre ellos los políticos, los entroncamos directamente en el paleolítico y el devenir histórico medieval de nuestro estado vasco hasta 1512 alimenta las decisiones hoy, a veces de manera muy drástica. Ucrania es frontera de Europa del norte y sur, de Europa y Asia, telón de acero. Esto es positivo, es un estado que puede mediar, pero lo convertimos en negativo por nuestras ideologías inadaptadas a la aldea global.

Así pues Ucrania es diferente, pero comparte frontera con un estado más fuerte, Rusia, que además de sentirla como suya, exige que se comporte como si fuera Rusia también. Y esto es natural que provoque un conflicto, sobre todo porque esa necesidad rusa esconde intereses geoestratégicos, no solo sus recursos o la salida al mar, sino el interés ruso de que la frontera de su estado no termine en Donbas, sino en el Mar Negro. Pero esto tampoco me parece suficiente.
EEUU también está movilizando recursos, en la misma Ucrania, en Biolorrusia, de momento. Es curioso que cayera el muro de Berlin en 1989 y en 1991 fuera fundado el partido Svoboda. Por supuesto y como paso aquí con Vox, financiado, diseñado e instrumentalizado por el yanqui. Pero EEUU es un imperio en caída. Y tiene el segundo ejército más peligroso del mundo, pero no es un estado fuerte: su población es bastante zombie con una pandemia de desengañados/egocéntricos que quita empuje a una guerra. Pero es natural que el imperio que cae, en nuestra cultura global imperialista, no lo haga con elegancia, sino en una rabieta nuclear que provoque mucho sufrimiento. No podemos olvidar que seguimos siendo la base militar más importante de EEUU en Europa… Además, y esto es lo que se sitúa en las últimas capas sociológicas de la civilización global que vivimos, existirán intereses empujados desde China, primera potencia mundial, pero también de alguien más poderoso todavía: El sistema financiero global. Todas estas potencias tienen ya su hoja de ruta, saben que quieren conseguir con esta escenificación militar. 

Y es escenificación sobre todo por una cuestión básica, porque supuestamente ha sido un oligarca, Putin, quien ha decidido el ataque, pero para llegar a la guerra necesita de soldados, población civil y en la era internet, nuestra atención en los medios. En tanto lo denominemos guerra, será guerra. Y si los medios le dan importancia, el conflicto será importante. Es curioso como han ocupado Chernobyl y ya los periódicos avisan del peligro de que el polvo nuclear se expanda por toda Europa. En nuestras cabecitas consumistas desearemos más o menos que eso termine, sea como sea, para que nos quiten ese peligro llamando a las puertas de casa. Y han conseguido que esa guerra sea un poco más nuestra. Si empezamos a sentir cortes de suministros, pueden generar un estado de crispación, odio, miedo….en todo el continente. A río revuelto, ganancias de pescadores. Con la escasez de recursos, hoy, la guerra es muy fácil. Pero tampoco creo que aquí esté lo básico.
¿A quién le puede interesar hoy en día meter más cizaña entre estados? Desde luego a quien gana o cree ganar con ello. Es decir, a cualquiera, desde los bloques hasta yo y mi calefacción de gas en casa. Es decir, en general, a la civilización imperialista de corte occidental y su expresión económica, el capitalismo fosilista agónico. Haríamos bien en sentirnos bando en esta guerra, sobre todo para empezar a construir la paz. Se están jugando piezas allá que forman parte de nuestra manera de ver y vivir el planeta aquí. Por lo tanto, si estamos en contra de la guerra, deberíamos empezar a cuestionar como vivimos, ya que es nuestro modo de vida quien nos convierte en bando. Y esto si me parece que empieza a ser básico en el análisis.
Es complicado llegar a alguna conclusión definitiva, al menos para mí, en estos momentos. Demasiadas cosas están ocultas a nuestros ojos y es muy fácil hacer creer con dos fotos en un periódico sobre unos territorios y sobre todo una cultura tan lejana. Por eso busco en el periódico primero una cosa, el testimonio de alguien del pueblo ucraniano que vive ahora allí. Y es un testimonio más valioso porque la persona también vivió aquí. Me quedo con sus palabras, benditas: “Estamos en el siglo XXI y parece que los políticos no se han dado cuenta de que la paz es lo mejor”. Y este si es el quid de la cuestión. En Ucrania se visibilizan las antiguas fronteras, antes territoriales, ahora más mentales, que permanecen desde la prehistoria hasta la Aldea Global, civilización en peligro por un problema sistémico de contaminación de la biosfera y agotamiento de los recursos que la hacen moverse. Y esta mujer declara lo que necesita Ucrania y el mundo entero, otra cultura de la escasez y del conflicto, porque hoy, ya somos tod@s UNA. No hay lugar donde escapar al peak oil, al cambio climático, la contaminación de las aguas, el aire y los suelos… El capitalismo nos ha unificado, no existen fronteras, especialmente para sus problemas. Hoy, la Humanidad, si quiere sobrevivir y adaptarse al nuevo medio, debe trabajar en comunidad por la sostenibilidad, un frenazo al desarrollismo, otra cultura de lo que somos como especie. Lo contrario será la lucha, de miles de millones, por los recursos. Si toda la Comunidad humana, como hemos hecho con el Covid, se une por estos objetivos, tendremos más esperanza de superviviencia que si cada estado o bloque o grupo de poder o persona pretende conseguirlo para sí mismo a costa del resto.

Ucrania y el mundo entero necesita un cambio en los sistemas de pensamiento, analizar y conocer profundamente lo dramático del contexto histórico, investigar de manera compartida sobre los caminos que nos permiten superar ese dramatismo para no elegir caminos que solo interesan a algunos, sobre qué somos la gente, sobre nuestros intereses, potencialidades y debilidades, para convertirnos en agentes de esa adaptación inteligente, es decir, con conocimiento y ética. Una revolución mental que nos adapte a lo que supone la mayor seguridad para la vida, la comunidad trabajando unida. Y hoy la comunidad es global.

Poco podemos hacer desde nuestra casa, pero ese poco, en miles de millones, marca la diferencia. Lo que necesita Ucrania y el resto es que cada cual nos impliquemos por otra manera de entender y vivir el mundo. Y que lo apliquemos en nuestra vida, nos responsabilicemos con el momento histórico, la Tierra, las generaciones futuras. Ya no vale el individualismo fosilista representativo, a partir de ahora o nos lo curramos o nos llevará la corriente del chapapote de los nuevos fascismos, elitistas y populares, todos entroncados en la forma de pensar que hemos construído con nuestras comodidades y egoísmos, miedos a las diferencias, las grandes religiones exclusivistas, las academias sofistas y los medios de comunicación como áreas de marketing de las grandes multinacionales, pero sobre todo, un pensamiento construido con la abundancia de recursos fósiles.
¿Quieres otro mundo, de verdad? Pues a currar.
Así que os deseo paz mental, autoconomiento de vuestro ser y vuestros sueños, que si los cumples, son medicina para la Tierra, energía para intentarlos, buenas relaciones cercanas que os den cobijo y una revolución radical de vuestro universo material. Amor y decrecimiento. Eso necesita Ucrania, Siria, Etiopía, Haiti, Iruña, Tú y yo.

Fuente: «La Chula Potra« (Iruña Gerora) - https://aplaneta.org/2022/02/25/pienso-en-ucrania/

 

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