Alemania: la nueva sucia de Europa
Por: George Monbiot
Monbiot en The Guardian
Demasiado para los europeos liderando el camino sobre el cambio climático. Incluso cuando nuestros gobiernos piden que todo el mundo siga sus pasos para conseguir un acuerdo climático efectivo en Poznan, lo que han hecho es sacar a Europa de un acuerdo en Bruselas.
El acuerdo que han alcanzado es un desastre. La reducción del 20% para 2020 que han prometido está a años luz de lo que se necesita, además la mayor parte de las reducciones la podrán comprar a otros países. Esto significa, en un mundo que tiene que eliminar la mayoría de su polución de carbono, que otros países que nos han vendido sus reducciones más fáciles de conseguir, verán mucho más difícil reducir sus emisiones por si mismos. Esto se llama colonialismo del carbono, en el que Europa recoge los frutos más fáciles en los países en vías de desarrollo, dejándoles a ellos con los más difíciles de obtener en un futuro.
Los gobiernos europeos también han tirado por la borda su decisión de convertir el sistema de comercio de emisiones en un sistema justo y efectivo de reducir las emisiones. De momento, más del 90% de los permisos para emitir CO2 se les da a los que más contaminan. Algunas de esas compañías han hecho millones al pasar los costes nominales de los derechos a sus clientes, incluso sin tener que haber pagado nada. Es una inversión perfecta de la justicia medioambiental: bajo el Régimen de Comercio de derechos de Emisión de la Unión Europea (EU ETS siglas en ingles), el que contamina es pagado. Aquellos que han producido más polución obtienen los mayores beneficios.
La EU prometió que para 2020 todos los permisos de emisiones serían subastados entre las compañías contaminadoras. Ahora los presidentes de los gobiernos han roto esa promesa: en 2020 las industrias que más contaminan solo tendrán que pagar el 70% del daño que producen. Para empeorar las cosas, las compañías recibirán todos sus derechos de emisión gratis si pueden demostrar que su competitividad puede verse amenazada por compañías de fuera de la UE. Parece bastante obvio en este mundo globalizado que todos los sectores tienen competidores fuera de la UE, por lo que esta concesión acabará con la venta de derechos.
¿Quién ha hecho más hincapié en estas exenciones? La gran canciller verde Angela Merkel. Las políticas medioambientales británicas son bastante contradictorias, pero en comparación con las alemanas parecen coherentes. En algunos aspectos es el país más progresista en la UE, con un sistema federal para aislar todas las viviendas e invertir en energía eólica lo que coloca al Reino Unido (con bastantes más recursos en lo que a viento se refiere) en una posición vergonzante. Pero en otros aspectos se han convertido en los “sucios de Europa”. Fue Merkel la que presionó para que se redujeran los niveles de eficiencia en los automóviles, también fue la que mas hincapié hizo para dar 40.000 millones de euros para rescatar a la industria del motor. Es Merkel quien insiste en que las industrias del cemento, acero y químicas no tengan que pagar.
¿Cómo se pueden explicar estas contradicciones? Como nuestro gobierno, la administración Merkel está preparada para apoyar aquellas medidas que no perjudiquen a las grandes industrias. Le da millones de euros a sistemas inútiles como el medio millón de paneles solares que ya ha pagado y que contribuyen a un 0,4% del total de la electricidad de Alemania y se opone a sistemas efectivos que pueden reducir las emisiones pero que reducen los beneficios de las corporaciones. El gobierno alemán está preparado para volverse verde sólo cuando no cueste nada a las corporaciones.
Una vergüenza, Señora Merkel. Con la ayuda de Donald Tusk, Silvio Berlusconi y uno o dos neandertales, lo has fastidiado para todos lo demás.
Traducido por Félix Nieto para Globalízate
http://www.globalizate.org/monbiot141208.html