Otro Mundo es necesario
En el marco del Ciclo de conferencias “Retos del siglo XXI “ que organiza el espacio cultural la Casa Encendida , personalidades de prestigio internacional aportan su mirada al mundo y nos ayudan a comprender la sociedad en que vivimos y a mostrarnos que otro mundo es no sólo posible, si no también necesario.Una de las personalidades más notables que ha participado en este Ciclo de Conferencias es Susan George . El trabajo de esta analista política se centra en la dinámica del poder tanto si escribe sobre el hambre, la deuda, instituciones como el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, la Comisión Europea o la ideología neoliberal de los Estados Unidos. Susan George es la defensora de una Globalización Alternativa que preconizó a través de su aclamado ” Informe Lugano”* .
Su conferencia sirvió de colofón al tema “Otro Mundo es Necesario ” , donde resaltó que el mundo se enfrenta a tres gravísimas crisis :
La Crisis Social producida por las grandes bolsas de pobreza y la gravísima desigualdad entre unos y otros habitantes de la tierra.
La Crisis Financiera que va a agravar el primer punto , y que puede cambiar los patrones del Capitalismo que hemos defendido hasta hoy.
La Crisis Medioambiental que aunque más lenta , puede tener efectos devastadores para el ser humano e incluso puede acabar con nuestra civilización .
Susan George afirma que quizás ya sea demasiado tarde para actuar contra esta crisis , pero como no lo sabemos lo sensato es hacer algo , hacerlo ya , y con rapidez , sólo así podremos ponerle freno a la crisis a la que hemos sumido a la Tierra.
================================================
El “informe Lugano” de Susan George: Una descripción del despliegue del poder
La filósofa advierte acerca de las deficiencias y de las consecuencias del desarrollo del sistema neoliberal.
El “Informe Lugano” nos ofrece un diagnóstico de las condiciones tanto subjetivas como objetivas de la situación del capitalismo, y de sus perspectivas de futuro. Constituye un informe autocrítico en el que al capitalismo se lo denomina economía de mercado, para que carezca de cualquier connotación peyorativa.
Susan George, licenciada en ciencias políticas y en Filosofía, ha sido una de las voces más críticas contra la globalización. Su tesis doctoral, que versaba acerca de la trasferencia del sistema alimentario de Norteamérica al resto del mundo, hizo que advirtiera el juego de poderes existente, y las miserias que ese entramado conllevaba, y que pudiera ver quién goza del control y del poder para robar a los pobres y dárselo a los ricos.
Su informe toma como punto de partida el hecho de que una gran parte del control del saber y del conocimiento transmitido se ejerce ya a través de una inadecuación del mensaje y de los referentes. El “Informe Lugano” supone una crítica a la globalización, ésta no implica tan solo el objetivo de un mercado universal marcado por las normas del liberalismo salvaje, sino que también requiere de un control total de las conductas, para impedir cualquier atisbo, por pequeño que sea, de disidencia. El discurso del texto razona acerca de las carencias del sistema neoliberal, e incluso plantea los peligros que se derivan de un descontrol demográfico vinculado a las clases más desfavorecidas, y advierte del crecimiento de China como causante de trastornos ecológicos. Además, también el aparato mediático, globalizado, ha adquirido un poder tal, que resulta imposible estar en su contra y, en el momento en el que surge cualquier tipo de insumisión, se considera un vestigio del pasado que trata de evitar el avance de la modernidad.
Ya desde los inicios de la civilización en Occidente, los principales dirigentes se ocuparon de asegurar un control demográfico. En “La República” de Platón, se proporcionan las reglas y pautas necesarias para el mantenimiento de una población estable, lo que además aseguraría que las clases superiores gozaran de más oportunidades en todos los ámbitos sociales. Los gobernante habían de ser avezados para mantener la estabilidad demográfica óptima, con la mezcla adecuada de ciudadanos. Sin embargo, el discurso de Susan George advierte acerca del olvido en el que han incurrido los actuales dirigentes que, en lugar de encargarse de mantener ese equilibrio poblacional, hacen ver que es el mercado, por sí mismo, el que puede proporcionar la felicidad y el bienestar para todos los habitantes, a pesar de que haya un gran número de personas que persigan ese mismo fin. Los dirigentes hacen ver con su mensaje, que el orden económico neoliberal puede acoger dentro de sí a todas las personas, sin importar la cantidad que sean, y si alguna quedara fuera se debería a un desequilibrio transitorio fácilmente subsanable por medio de políticas adecuadas, pero no habría de achacarse a la naturaleza del sistema.
Pero Susan George refuta tal mensaje, un mensaje que ella califica de acrítico, sutil y tácito. Considera que el neoliberalismo global, por mucho que quiera, es incapaz de comprender a todos los individuos, ni siquiera en la más próspera de las naciones. La era de la globalización ha llevado a que los procesos económicos no sean nacionales, sino internacionales y que, por lo tanto, no dependan de la adicción, sino de sustracción. La mano de obra se ha visto suplida por el capital y por la información, porque el éxito a nivel internacional requiere de reducciones y recortes. Cuanto mayor sea la eliminación de los costosos elementos humanos, más aumentará la tasa de rendimiento económico (el anuncio de reducciones de plantilla producen un aumento del valor de las acciones de una empresa). El sistema funciona mediante la batalla entre firmas, productos…, si hay menos personas con derecho a compartir las riquezas, los beneficios que se repartan aquellos que ganen serán mayores. De modo tal que las ganancias son el verdadero motor del sistema, y las empresas tienen que poder obtenerlas libremente. La empresa pertenecerá a los accionistas, es decir, a quienes han invertido un dinero en hacerse con las acciones, y no a sus empleados, ni al lugar en el que esté establecida su sede, al igual que no todos los ciudadanos se beneficiarán de la creación de nuevas riquezas que se produzca en su nación (lo que da lugar a la aparición de dos “clases” diferenciadas, la de los incluidos y la de los excluidos). Susan George advierte de la negativa de los políticos a admitir esta situación, y también de que existen unas condiciones mínimas, que no exhaustivas, para que el capitalismo pueda continuar su exitoso camino, exigencias que no pueden darse conforme a las circunstancias demográficas actuales. Algunas de ellas, a las que la filósofa hace referencia son: la garantía de poder proporcionar empleos solventes y lo suficientemente remunerados para una cantidad de gente muy superior a la actual; reducir los peligros de un conflicto de civilizaciones, para lo cual se deben eliminar las grandes disparidades salariales que se perciben por el desempeño de trabajos y tareas similares; conviene elevar el índice de socialización de las generaciones jóvenes, y procurar empleos destinados a todo tipo de formaciones (más o menos básicas, y más o menos especializadas); se debe inculcar la protección del medio ambiente, y la renovación ecológica, el mercado ha de situarse a la vanguardia de la revolución ecológica, y el suministro de las principales fuentes de energía han de tener precios razonables y asequibles; los estados han de proporcionar infraestructuras y seguridad para sus habitantes; habrán de crearse nuevas instituciones internacionales, que sean capaces de tomar decisiones con la rapidez necesaria; las transacciones económicas ilegales, así como el comercio y el tráfico de personas tendrá que desaparecer…
Para Susan George, estas mínimas condiciones resultan imposibles de sostenerse y producirse en un mundo en exceso poblado, para ella, el bienestar y la felicidad de la mayoría, prometido por el sistema liberal, sólo puede darse y garantizarse si el número de habitantes total de la Tierra fuese más pequeño. Si existiera una cantidad menor de personas, viviendo en un medio ambiente con menos tensiones, esas personas podrían vivir mejor y disfrutarían de una mayor calidad de vida. Precisamente, el llamado “desarrollo sostenible” se basa en la prevalencia de un Estado de derecho en el que se respete tanto a las personas como al planeta.
Las premisas económicas del “Informe Lugano” parten de la eficiencia y del crecimiento, y las premisas políticas se derivan de las económicas. Acuerdos sociales y políticos, masivas privatizaciones, reducción de servicios y ayudas estatales, y otras tantas medidas, son propias del neoliberalismo. Se establece así, la línea que hace que el libre mercado sea la condición previa para la democracia, que la democracia sea la condición previa para la paz y la estabilidad, y que éstas a su vez sean las condiciones previas para que los negocios puedan continuar. El desarrollo tecnológico de la información, y la movilidad del capital, han dado lugar a que la globalización sea inevitable e incluso irresistible. El mercado globalizado se convierte en el “gerente” de las relaciones entre individuos y sociedades y, de ese modo, la democracia pierde su hegemonía y deja de ser imprescindible, puesto que no interesa que exista algo así como la democracia, que favorece la participación pública, y no interesa debido a que la
* INFORME LUGANO
Cómo preservar el capitalismo en el siglo XXI (13ª edición)
Susan George
Prólogo de Manuel Vázquez Montalbán
¿Qué recomendarle a quien desee mantener el capitalismo durante el siglo XXI? Un grupo de trabajo multitudinario, convocado por los líderes mundiales para analizar el futuro de la economía planetaria, llega a la conclusión que ésta está torpemente gestionada, bajo la amenaza de sus propios excesos se dirige hacia el colapso ecológico y es una mala candidata para sobrevivir a largo plazo. Según tales perspectivas ¿Cómo podrían los ganadores del juego de la globalización asegurarse un futuro confortable? Hay un modo, aunque sea pavoroso. El Informe Lugano se interna en nuevos territorios, armado de una lógica inexorable que va del diagnóstico más frío a la cura más estremecedora.Si esto es el futuro que nos aguarda, nos sentiremos impulsados a buscar opciones diferentes. En su apéndice y epílogo, la autora recusa las conclusiones del grupo de trabajo y propone soluciones alternativas. El Informe Lugano es el libro más ambicioso de Susan George hasta la fecha. En él, la autora asume una perspectiva totalmente diferente, mucho más audaz que en sus anteriores obras. Entre éstas cabe mencionar clásicos como: Como muere la otra mitad del mundo; La trampa de la deuda, Enferma anda la Tierra, El bumerán de la deuda y La religión del crédito.
Las favorables críticas que ha recibido el libro confirman que la autora ha logrado su propósito: “Mediante un ácido ingenio y sombrías verdades, el Informe Lugano retrata brillantemente, a través de los ojos de sus imaginarios pero tan creíbles planificadores, un mundo hacia el que podríamos estar encaminados, lamentablemente.”
Noam Chomsky
“Un libro a la vez brillante y aterrador, que debiera estar en la mesa de noche de cada líder político de Occidente. Una obra que merece convertirse en un betseller, pues nuestro futuro común sería más seguro si eso sucediese.”