Soja Más Pinos: País en Quiebra


Por Juan Yahdjian *

El impacto negativo sobre el medio ambiente, los recursos naturales: el suelo, el agua, el aire, las plantas y los animales, con graves consecuencias sobre nuestra SALUD y la de futuras generaciones.

Objetivos

Mostrar paralelismo existente entre los cultivos de soja y las reforestaciones con pinos. El primero cubre casi todo el país y los pinos y eucaliptos, en Corrientes y Misiones, principalmente. 
Explicar que en ambos casos hay una relación directa con el hambre, la desnutrición, el aumento de la mortandad infantil, el desempleo, la desigualdad, la disminución de la expectativa de vida, el despoblamiento del campo etc.
Y, sobre todo, en el impacto negativo sobre el medio ambiente, los recursos naturales: el suelo, el agua, el aire, las plantas y los animales, con las graves consecuencias sobre nuestra SALUD y la de futuras generaciones.
¿Y cómo Comenzó?, El Plan Simiestro:

La cosa viene desde muchos años y tiene que ver con que los países ricos, junto a las grandes empresas, se fueron repartiendo el Mundo, a su antojo y conveniencia. Primero pirateando y conquistando, luego inventando deuda externa y guerras de exterminio, a más de otras maldades.
El ecocidio (degradación y muerte de la naturaleza) latinoamericano comienza en la conquista (para el que quiera conocer mejor el tema, consultar los escritos de Leonardo Boff), pero el proceso sufre una feroz aceleración, en los últimos 20-30 años. La esclavitud se sigue manifestando en los obrajes, en las reforestaciones, latifundios, en muchas de las grandes empresas, en los sueldos de hambre, en la falta de trabajo o trabajo precario, mano de obra barata, etc.
De las guerras de exterminio tenemos ejemplos actuales y también históricos. En nuestro caso, el exterminio se da sin guerra, con la sola implementación del perverso plan económico. Acentuado desde la dictadura militar y luego con la maléfica colaboración de Menem y sus secuaces, y el resto de la clase política, los bancos, empresarios, exportadores etc., lo que llamamos la clase dominante. El enriquecimiento de ellos, a costa de nuestras vidas: 55 niños, 35 adultos y 15 personas mayores, mueren por día en la Argentina, por causas relacionadas con la mala nutrición, con la pobreza.
La Deuda Externa (Eterna)
Es un tema netamente político y no económico. Gracias a la misma, el primer mundo se lleva lo que necesita, a cambio de algunos intereses de la deuda. Con la dictadura militar y en la mal llamada democracia que le sigue, la deuda se hizo mil veces millonaria, con la finalidad de que sea imposible su pago y de seguir aumentando, gracias a endeudarnos más, para cumplir con los intereses. Nadie de nosotros se benefició con lo que nos prestaron y tampoco se realizó obra alguna. Por ello se declara ilegal por la Justicia Argentina. La soja y el pino son imposiciones de ellos. Vieron que se quedaban sin bosques, sin biodiversidad, los suelos se degradaban, se les acababa el agua y aumentaba la contaminación, a niveles de alarma, para la salud de su población. Entonces decidieron derivar la producción de lo que necesitaban a los países del tercer mundo.
En el caso de la soja, la necesitan como forrajera para alimentar a sus animales. Les sale rebarato, por el cambio, o casi gratis por lo de la deuda. Y de paso, fabrican los balanceados que nos venden a precio dólar y con el IVA, Impuesto al Valor Agregado, que queda en sus países.
En el caso del pino, necesitan la pasta de papel y la madera. Luego nos terminan vendiendo el mismo papel, pero mucho más caro. Se repite el tema del IVA. Con el agravamiento del subsidio o suicidio, como yo lo llamo, y luego explicaré el porqué.
En ambos casos, son productos primarios, commodities, como lo suelen llamar, porque hasta para nombrar las cosas demostramos la dependencia. Y en el intercambio comercial, siempre salimos perdiendo.
Biodiversidad
Para sembrar soja no sólo se desmonta, en Entre Ríos, Chaco, Córdoba y otras provincias, sino que se reemplazan cultivos tradicionales, como el maíz, trigo, papa, arroz, batata, avena, lentejas, frutales (como es el caso en San Pedro, provincia de Buenos Aires), campos de pastoreo, etcétera.

Reforestar significa deforestación previa. Y en el caso de Misiones no solamente ganan con la madera que voltean. Obligan a muchos productores a reemplazar cultivos de todo tipo, porque el suicidio es más rentable. Y principalmente reemplazan a las familias, a los colonos, por pinos. De allí que nuestro obispo Piña siempre dice "que quiere ser obispo de la gente, no de los pinos".
Todo aparece como si se hubiera planificado en forma macabra. Primero, la crisis de los distintos productos tradicionales y la baja de sus precios. Y así quedarse con las tierras, las chacras, etc., y llenarlas con pinos. La convivencia de pinos y gente es incompatible.
El neoliberalismo, endiosando al dinero y olvidando al DIOS DE LA VIDA.
El Hambre:
Donde se producía alimentos, para el autoconsumo y el mercadeo, ahora producimos para exportar, con el consiguiente beneficio de unos pocos y el hambre de muy muchos.
En ambos casos del proyecto soja o pinos las familias de campesinos, los pequeños y medianos productores y los obreros rurales tienen que migrar hacia los cinturones de pobreza de las grandes ciudades. Y esto quiere decir violencia, que genera más violencia aún producida por aquellos mismos que se quejan "de la violencia de los pobres" y piden "mano dura"para ellos.
Todo transformado en monocultivo de soja y pinos con la desaparición de la Biodiversidad y con la desaparición de todos los componentes que la forman, incluido el ser humano.
La soja, el pino y el eucalipto no son naturales para nuestro país. Son de origen extranjero (exóticas). Para peor, el 90% de la soja es transgénica y los pinos parecen todos clonados.
En todos los casos se habla de "récord de cosechas", al mismo tiempo del récord de la población empobrecida. Las cifras oficiales hablan de un promedio del 50% de la población argentina, por debajo de la línea de pobreza. 20 millones de pobres, en un total de 38 millones de habitantes.
La Dependencia
Ambos cultivos lo producen por igual. No los tendríamos sino fuéramos un país dependiente. Ni uno ni el otro pertenecen a nuestros cultivos, a nuestra cultura (ambas palabras se parecen, porque los cultivos también definen nuestra cultura). Más del 90% se exporta. O sea, si a los países ricos les deja de importar, nos quedamos con la producción, sin saber qué hacer con ella, con la degradación y el envenenamiento de la Naturaleza, de la VIDA. Con los cambios, en negativo, de nuestra cultura.
En ambos casos, se usan insumos químicos importados, como fertilizantes y distintas variedades de agrotóxicos (venenos). Oficialmente, se reconoce hoy el uso de 150.000.000 de litros de glifosato (round-up) por año en todo el país.
Con la soja se agrava la dependencia porque las semillas NO se reproducen y hay que importarlas, junto con todo el paquete de insumos (venenos).
Los Suelos
Soja: Como todo monocultivo produce degradación del suelo. También por ser extraña a nuestro país. Y por ambas razones, necesita fertilizantes químicos que degradan con el tiempo y el uso intensivo. Los precios, la necesidad del primer mundo, estimula para no dejar descansar los suelos con el consiguiente agotamiento de los mismos.

El uso de maquinaria pesada produce la compactación de los suelos y junto con la erosión, propia de la siembra en suelos desprotegidos, sin biodiversidad, sin vegetación, aumenta los riesgos de salinización de las napas y de inundaciones. Una de las razones del desborde del Río Salado, en Santa Fe, por ejemplo.
En el caso particular del pino, el suelo sufre un proceso de acidificación. La Tierra Colorada tiene su propia acidez, gracias a la presencia de minerales que le dan el color. Y esto que es natural se ve desmejorado por la resina que largan los pinos. Los que vivimos en Misiones sabemos que debajo de un bosque implantado de pinos no crece ni una lechuguita. Tampoco es el lugar que eligen los pájaros para anidar, ni ningún animal que ande por los montes normales. Como conclusión, no solo expulsa al ser humano, sino también al resto naturaleza.
El futuro, en ambos casos, será el desierto. O el "desierto verde", como muy bien lo definiera Alberto Roth, para Misiones. Algunos turistas desinformados se maravillan del verde de la vegetación misionera, que muestran los pinos y eucaliptos (porque ya no queda otra cosa) en contraste con el rojo de la tierra, sin poder imaginarse el desierto que nos espera.
En Misiones siempre hubo lluvias intensas, por su condición de zona subtropical. El Monte "guardaba" parte de agua caída. Las hojas de las mismas plantas la "largaban"luego en épocas de seca. La presencia de la Selva Misionera regulaba la temperatura, el clima, la humedad, etc. El régimen de lluvias respondía a sus necesidades. Su ausencia actual hace que llueva menos, en promedio, y que una sequía de un mes tenga consecuencias desastrosas.
O las lluvias que se escurren hacia abajo sean causa de inundaciones, en Corrientes, Chaco, Entre Ríos y Santa Fe, por ejemplo. ¿Pensó, algún desmontador, que es responsable de las inundaciones aguas abajo? ¿Lo pensaron los del Gobierno, los del Ministerio de Ecología? ¿Lo pensó la clase dominante, los que se enriquecen? Todo hace suponer que todos ellos miran para otro lado para donde les llega "el arreglo, la coimición"; todos ellos cómplices, del destino de desierto y muerte, a cambio de unos miserables pesos, que les sirve para financiar las elecciones que vienen, para llevarse el dinero al exterior y perpetuarse en el 
poder. Aunque la historia terminará por acusarlos, como principales "asesinos de la naturaleza", como es el título del libro de Sebastián Piñeiro. Ellos y sus hijos- nietos, sufrirán las mismas nefastas consecuencias, igual que los medios, la prensa, cumpliendo también con su actitud mercenaria, a la que nos tienen acostumbrados.
El Robo de Agua
Mucho hemos oído sobre que "el Imperio ya se robó el petróleo del mundo y que ahora viene por nuestra agua". Hay muchas formas de robo de agua y los cultivos de Soja y de Pinos y Eucaliptos son unas de las principales.
Soja: Aquí el robo se produce por la necesidad de riego artificial. Por ser un monocultivo, de grandes extensiones, altera el clima y los períodos naturales de lluvia. El bosque que estaba facilitaba la retención de agua y su uso en los períodos de seca. Claro que no solo nos roban el agua, también los alimentos que se producían, la fertilidad del suelo y hasta el sol, tan necesario para el crecimiento de las plantas.
Pinos y Eucaliptos: Sus raíces son muy profundas, tan o más largas que el tamaño del árbol y para que sean rentables deben crecer rápido y absorber mucha agua de las napas profundas. Según conocedores del tema, el eucalipto y el pino absorben unos cuatrocientos litros diarios, por cada árbol adulto, aunque gran parte del agua lo devuelvan luego al suelo. Como ya explicamos, en el caso del pino lo devuelve como resina.
El Aire
Uno de los signos alarmantes del deterioro de la calidad del aire es la disminución en la capacidad reproductiva de ciertas especies, incluida la nuestra. Sabemos que son las hojas, de las plantas, los árboles, las que depuran el aire. Transforman el anhídrido carbónico en oxígeno y así permiten la vida en la tierra.
La pérdida de los montes, de la biodiversidad es sinónimo de pérdida de VIDA. Por eso la preocupación por el Amazonas. Pero para muchos otros casos, los que tienen posibilidad de decidir, la clase dominante, hace gala de una capacidad increíble de autodestrucción. Porque sumado a la disminución de la calidad del aire, tenemos niveles en progresivo aumento de la contaminación del aire.
Los Insumos, Agrotóxicos
Soja: La variedad transgénica que se siembra en la Argentina se llama RR, que quiere decir, resistente al randáp, como nosotros llamamos al glifosato. Esto quiere decir que este veneno, utilizado como herbicida (la terminación cida quiere decir mata), se lo utilice a grandes dosis. Los pastos mueren, así como el resto de la flora y fauna que fertiliza el suelo. Y la soja cosechada contendrá el veneno recibido en las varias fumigaciones. Pero además, como todo monocultivo, es fácilmente atacado por plagas, con el consiguiente uso de otros tantos venenos. Y nos es verdad que el randáp se degrada, como dice la propaganda. Queda 
en el suelo, en el aire, en las plantas, en todo el medio ambiente.
Pino: También se usan herbicidas, previa quema del desmonte. Se lo usa, incluso, haciendo combinaciones de varios venenos para potenciar la acción y en respuesta a la resistencia que se va desarrollando. Y también, por ser monocultivo y exótica, es atacada por distintas plagas, hormigas, etc., mereciendo otros venenos y sendas fumigaciones.
Sabemos que el mundo, con su atmósfera y distintas capas, es como una caja, limitado por la capa de ozono. O sea que todo veneno que tiremos dentro de la caja quedará en ella en forma definitiva. Sabemos también que muchos de ellos se combinan y se transforman en otras sustancias más tóxicas aún. Algunos quedan en la tierra y terminan en las napas, empujados por las lluvias. Otros quedan en el aire o en las plantas.
Hay dos vías principales por las cuales nos intoxicamos: la vía aérea, con la respiración y la piel, por un mecanismo de absorción, y la vía digestiva, con lo que comemos y bebemos.
Una figura explicativa es la del consumidor final. O sea que todo veneno que utilizamos termina en las personas. Al aire lo respiramos. Por la piel entran los venenos del aire y cuando se fumiga o cuando tocamos lo que está impregnado.
Si está en la planta o en el animal que comemos o en el agua que tomamos, entra por la vía digestiva. Ningún ser vivo cuenta con mecanismos de degradación. Son sustancias ajenas al organismo y para evitar mayores daños se depositan en algún tejido. Por eso no sale en los análisis y recién nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde. Casi todos los venenos prefieren la grasa, que está diseminada en todo nuestro cuerpo, por eso que nos podemos 
enfermar de muchas maneras, sin saber de las verdaderas causas. Siendo una de las explicaciones del aumento de enfermedades incurables, de nacimientos anormales, de tantas alergias y padecimientos desconocidos otrora.
De lo que menos se habla es de la disminución de las defensas que producen los agrotóxicos, al igual que otros venenos. O sea, que además de enfermarnos por sus efectos nocivos nos enfermamos por nuestras bajas defensas. Y por lo mismo, aparecen nuevas enfermedades en el mundo, como el SIDA, la neumonía atípica y tantas otras, por tanto veneno diseminado.
¿Y qué Proponemos?
Este humilde trabajo no podría abarcar todo un proyecto de provincia, de país, de integración con los países limítrofes, con Latinoamérica, con el mundo, como en verdad nos debemos. Pero podemos intentar algunas pautas, algunas intenciones. 
* Como ocurre con los padres de familia, les tendría que ocurrir a nuestros gobernantes: primero dar de comer a los integrantes de la familia o del país. La Argentina está en condiciones de alimentar a 300 millones de personas y tiene a la mitad de su población, debajo de la línea de pobreza, enferma y hambrienta.
* Misiones, con la fertilidad que aún le queda puede autoabastecerse de alimentos, sin embargo, más del 80% le llega de otras provincias y del extranjero.
* Tenemos que estimular "la vuelta al CAMPO", estimular al pequeño productor, a la producción local de alimentos, de nuestros productos, los de siempre.
* Una Reforma Agraria inclusiva, consensuada con los colonos y sus organizaciones.
* La deuda es ilegal y además ya la pagamos con todo lo que nos robaron. Hay que dejar de pagar. Hay que prohibir que se sigan llevando nuestro dinero, nuestras riquezas. 160.000.000.000 de dólares suma la deuda actual y ¡oh! casualidad, es la misma cantidad de dinero argentino, depositado en los bancos extranjeros.
* Queremos una integración de los pueblos latinoamericanos y oponernos al Área de Libre Comercio (ALCA), que significa mayor robo y mayor dependencia.
* Juan Yahdjian es médico, miembro de la -Pastoral de la Salud, Diócesis de Iguazú, de Justicia y Paz e Integridad de la Creación (JUPIC) y de la -Red de Agricultura orgánica de Msiones (RAOM).
Revisión ortográfica y gramatical: Colaboración de Tania Fernández Pino para EcoPortal

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