COMUNICADO A 7 AÑOS DE LA REBELIÓN POPULAR
"Se quedaron todos" lapidariamente se escucha decir como para dar por
finiquitada la lucha del 2001. Concluida y en derrota porque pedíamos "que se vayan todos" y no se fue nadie. ¿Es tan así? ¿Una vez más fuimos derrotados?
Los enemigos del pueblo tienden siempre a aislar
las luchas, desconectarlas de la historia, como decía Rodolfo Walsh, de
esta forma se ven las cosas parcializadas, fragmentadas y no en
desarrollo. ¿Fracasaron las asambleas? ¿Cómo se mide el éxito de un
proyecto? Es verdad que las movilizaciones, asambleas y los distintos
espacios de participación directa se redujeron en número en relación
con los primeros meses de furor del 2002. Éstos fueron fruto de una
acumulación de experiencias de luchas desde mediados de los 90`, lo que
nos cabe evaluar es su trayectoria, su proceso, el lugar que fueron y
van ocupando en la construcción de un proyecto colectivo para
transformar la sociedad.Uno de los aspectos más fuertes y contundentes
que traen las asambleas es su método, el método asambleario para
decidir. ¿Quienes hicieron históricamente asambleas? Los trabajadores.
Entonces se vuelve al corazón de una vieja (eterna) lucha. En el 2001
resurgen en la escena como asambleas barriales, fenómeno genuino y
herencia de la lucha obrera, estas asambleas que se animaron a pensarse
como una organización y a transitar otra forma de construcción
social.Hoy ese espíritu subsiste y crece en distintos ámbitos, hay una
continuidad de lo asambleario en la lucha ambiental, con la Unión de
Asambleas Ciudadanas y las distintas regionales del país, en las
fábricas recuperadas y en los bachilleratos populares, para dar algunos
ejemplos. Y resurge también como retoño en otros actores que parecían
desaparecidos como los estudiantes. Jóvenes camadas de luchadores
obreros, son hijos del espíritu del 19 y el 20. Los trabajadores
organizados vuelven a ocupar el centro de la escena en las luchas
(ferroviarios, docentes, etc.) por el salario, por recuperar
condiciones de trabajo arrebatadas durante el menemismo y por recuperar
su dignidad. Luego del duro golpe de los noventa, ese espíritu se
recobra para arrancar de nuevo.En las luchas presentes confluyen
tradiciones de los 70's y nuevas prácticas. Si bien las luchas
campesinas y de los pueblos originarios son anteriores al 19 y 20, el
2001 permite que cobren visibilidad y den un salto cualitativo en el
que parte de la sociedad reconoce su lucha y se solidariza uniéndolas a
la lucha general por el cambio social.Los medios alternativos también
somos, en parte, hijos del 2001, resurgen y se crean distintos espacios
de comunicación alternativa que sostienen y visibilizan las luchas de
las que hablábamos. Mientras los medios masivos, cada vez más flacuchos
parecieran decir "nada por aquí", la alternatividad se convirtió en
necesidad y se transformó en "todo por acá", dando espacio y vía a
nuevas voces, nuevos actores, nuevas luchas, sosteniendo, dando aire,
comunicando en la urgencia y rompiendo la soledad.Surgió con fuerza la
necesaria construcción de alternativas que rompan con las estructuras
verticalistas y las prácticas que reproducen, aún con un discurso
contrahegemónico, el poder del sistema. Se abrieron debates sobre temas
centrales como la horizontalidad, la necesidad de una construcción de
poder distinto y que se oponga al dominante y se edifique desde la
práctica diaria y cotidiana en los distintos ámbitos políticos.Lo que
nos falta. Y lo otro, lo que nos faltó.Kirchner había sido el cambio
posible en ese momento. ¿Hasta dónde llega el cambio de un pueblo?
Kirchner es un hijo del 2001, pero un hijo bastardo, el discurso de K
en parte se apropió de consignas centrales de ese 2001, para subir
(sostenido por el aparato duhaldista) utilizó todas las banderas, las
luchas, las palabras que se gritaban y todos los símbolos para
convencer, buscando recuperar el consenso perdido.El juicio a los
militares fue un logro de la lucha de los organismos, no del gobierno
de Kirchner.Por eso se agota rápidamente, porque no es un cambio, es
una continuidad del viejo modelo. El poder siempre tuvo la alternativa
golpista, pero para eso necesita consenso y hoy no lo tiene.La
represión con la que hoy ataca es la consecuencia de este vacío de
poder. Criminalización de las protestas y los métodos de lucha, cada
vez más presos políticos en el gobierno de los DDHH, son el rostro de
este gobierno.No perdimos ni vamos perdiendo, no es un monstruo que no
se puede enfrentar. Si reprimen es por que estamos levantados.Queda
revisar ¿por qué no se pudo avanzar más allá? Tal vez, como dice Rubén
Dri en su libro La revolución de las asambleas, el que se vayan todos
encerraba una no-propuesta. Las consecuencias hoy son divisiones en el
campo popular, sectarismo, falta de unidad, falta de escucha de
organizaciones con viejas prácticas que funcionan como corporaciones
que se defienden a sí mismas, en vez de pensar en colectivo.Pero ¿Que
nos faltó? Tal vez debatir qué nos pasó, reflexionar, profundizar,
pensarnos otra vez.El futuro está abierto, tenemos desafíos a
construir. Los que dicen que el 2001 fue una rebelión que se apagó, no
pueden ver el fuego de nuestra lucha, que pese a todo, está más viva
que nunca. No nos sentimos derrotados. No existe la derrota: vos estas
leyéndonos.Colectivos de prensa alternativa
Publicado por Prensa del Pueblo